Con toda la dificultad que entraña cualquier partido de competición, en ocasiones no hay peor enemigo que uno mismo. Un exceso de relajo agitó la tónica de la que podía haber sido la tarde más sencilla del año y comprometió durante un rato la típica victoria que jamás se puede escurrir porque sería imperdonable. Si el susto no fue a mayores se debió a que el Athletic despertó a tiempo para liquidar definitivamente a un Mallorca que desprende un fuerte olor a descendido. Ayer los hombres de Gaizka Garitano, que volvió a refrescar media alineación y salió con el grueso de los titulares, acapararon el protagonismo para lo bueno y para lo malo, apenas dejaron las migajas para un rival muy pobre, que solo se rebeló contra su triste destino cuando los rojiblancos se echaron a la bartola. Dos goles sin esfuerzo en el inicio y la nula réplica de los isleños ejercieron un fatal influjo, corregido a última hora con sangre fresca y un gol de Villalibre, que está de dulce.

Las imágenes del Athletic-Mallorca

En medio de un calendario tan saturado es una pena desperdiciar una oportunidad de resolver con comodidad y regular esfuerzos con todos los condicionantes a favor para ello. Pero algo tan elemental y obvio no supo interpretarlo bien el Athletic, cuya acusada bajada de tensión sirvió para insuflar vida a un cadáver andante. Tenía menos peligro el Mallorca que esas escopetas para críos que al final del cañón llevan un corcho sujetado por una cuerda. Pero algo de amor propio le quedaba y entre las facilidades que de repente tuvo ante sí y los agresivos cambios que introdujo Vicente Moreno, se tiró hacia adelante a la desesperada y acortó distancias. Menos mal que no tardó en intervenir el banquillo local para recuperar el hilo perdido y percutir hasta reestablecer una diferencia más acorde a la relación de fuerzas real.

Quizá el titular escogido remita a una corrida de toros y no tanto a un encuentro de fútbol, pero reproduce los altibajos del guión presenciado. Pasearse se paseó el Athletic al comienzo, no necesitó ponerse a mil revoluciones para dejar claro que el campo y el balón eran de su propiedad. Si acaso hubiese detectado resistencia, pues le hubiera salido esa vena belicosa que le caracteriza al contacto con la hierba. Para qué apretar los dientes si casi sin darse cuenta la blandura del Mallorca le había regalado un par de goles, previa cesión del campo y el balón. Armonizado por la batuta de Unai López, la cosa fue fluida, tanto que ni Capa ni Yuri se sintieron forzados a abrir brechas por las alas. Sancet, interesante novedad en el esquema, recibía y enredaba entre líneas, Williams intimidaba con su sola presencia y Raúl García las ganaba todas, para variar.

Aquello era un chollo aunque, eso sí, el Athletic no olvidó ni un instante el orden posicional ni renunció a la dosis justa, sin exagerar, de presteza en la disputa para reducir al Mallorca a una caricatura. Un par de tiros lejanos de Unai López era lo poco reseñable mientras el personal se iba acomodando, sin prisas, y de repente Lago Junior, lateral largo por la izquierda zancadilleó a Raúl García como solo un tipo que no ha actuado de defensa en su vida puede. La monumental torpeza valió el primer gol y sin que sucediera nada llamativo en la fase inmediatamente posterior, vino el segundo. Un calco del que Villalibre firmó en casa del Espanyol. Esta vez la acción de estrategia se gestó por el lado opuesto: córner sacado en corto por Unai López, Williams se acerca y se la devuelve, al primer toque el interior sirve raso al área para que Sancet, que saltó de la espalda de los centrales para realizar el desmarque, conecte un remate que se cuela pegadito a la madera. Perfecto y una prueba más de la tontera en que flotaba el Mallorca.

Algo incrementó su posesión el perdedor hasta el descanso, pero enfrente continuaron serios para no incurrir en concesiones, si bien tampoco mostraron intención de hacer más sangre. Contemporización sería el término adecuado para describir la actitud que adoptó el Athletic, al que este tipo de versiones huérfanas de chispa se le suelen atragantar. Ayer volvió a pasar. En la segunda parte, el rival retocó el dibujo y metió más madera arriba, pero hubo alguien que no se enteró. Fue el Athletic, claro está, que olvidó que la fiesta dura noventa minutos y extravió el control de la situación demasiado pronto.

versión gaseosa

Una gran ocasión de Sancet, que cerca estuvo de beneficiarse de una dejada corta de Valjent a Reina, contribuyó acaso a consolidar la sensación de que bastaba con dejar que el cronómetro corriese. El Athletic se contagió de la versión gaseosa con que compareció el Mallorca y para que no quedasen dudas le emuló incluso cometiendo un penalti, tan evitable como el registrado en el área opuesta: Yuri derribó a Trajkovski cuando este fintaba para alejarse de la portería. Budimir no erró desde los once metros y Garitano reaccionó.

Córdoba ya había relevado a un Muniain intrascendente en la banda y se agregaron entonces De Marcos y Villalibre. Luego, Vesga y Kodro. Cinco tipos frescos que en concentración y empuje no tardaron en ponerse a la altura de los centrales y Dani García. El Mallorca, diseñado en ese momento para buscar el empate, que rozó Rodríguez con un cañonazo lejano, acusó el repunte local. Villalibre advirtió en boca de gol, le siguió Vesga y a la tercera, ya con grandes espacios para correr, Villalibre resolvió eficaz una contra llevada por Córdoba y Vesga. Fin de la función. Tres puntos y una lección que en la tauromaquia vendría a decir que el exceso de confianza suele ser preludio de cornada.

ATHLETIC: Unai Simón; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Berchiche; Dani García, Unai López (Min. 83, Vesga), Williams (Min. 75, De Marcos), Sancet (Min. 75, Villalibre), Muniain (Min. 62, Córdoba); y Raúl García (Min. 84, Kodro).

LEGANÉS: Reina; Pozo, Valjent (Min. 87, Gámez), Raillo, Sedlar, Lago Junior (Min. 58, Trajkovski); Baba (Min. 46, Budimir), Salva Sevilla, Dani Rodríguez, Kubo; y Cucho (Min. 68, Abdon).

Goles: 1-0: Min. 16; Raúl García, de penalti. 2-0: Min. 24; Sancet. 2-1: Min. 70, Budimir, de penalti. 3-1: Min. 91; Villalibre.

Árbitro: Pablo González Fuertes (Colegio asturiano). Amonestó al rojiblanco Raúl García (Min. 76) y a los bermellones Budimir (Min. 66) y Raillo (Min. 82).

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo segunda jornada LaLiga Santander disputado en San Mamés, sin público en las gradas.