Gaizka Garitano no defraudó y se sumó a la política de rotaciones. La comparecencia en el Camp Nou se antojaba como la idónea para otorgar respiro a varios de los pesos pesados del equipo después de la carga de minutos que habían soportado con la disputa de tres encuentros en un intervalo de diez días. El derioztarra fue descarado y metió seis novedades en su once inicial respecto al que ejerció frente al Betis. Solo repitieron Unai Simón, Unai Núñez, Unai López, Asier Córdoba e Iñaki Williams, por lo que el marrón se los llevaban los meritorios, algunos de ellos con muy poco rodaje, como son los casos, sobre todo, de Óscar de Marcos, que volvió a ser titular ocho meses después, y de Mikel Balenziaga, que tapó el hueco dejado por el sancionado Yuri Berchiche. Garitano se olvidó de Garitano y se la jugó también con un sistema que le funcionó, por lo menos, durante el primer acto, ya que en el segundo sí recuperó al Garitano más genuino, momento en el que el Athletic dio un paso atrás que acabó por condenarle en un estadio donde no gana desde el inicio del siglo XXI.

Garitano avisó en la previa que tenía un plan destinado a desactivar al Barça menos brillantes de los últimos tiempos y recordó que no había perdido en sus tres compromisos anteriores frente a los azulgranas, aunque, eso sí, subrayó que todos se produjeron bajo el refugio de San Mamés. Ayer se estrenó como técnico de los leones en el coliseo culé, donde se había llevado sendas palizas en su dos anteriores comparecencias al frente del Eibar y Deportivo, pero a la tercera tampoco fue la vencida. El derioztarra cerró espacios a Messi y compañía y recurrió a las contras y a la velocidad de Iñaki Williams, que ya sabe los que es marcar en el Camp Nou (lo hizo en la final de Copa de cinco años atrás y un curso después también en el torneo del K.O.), si bien ayer careció de acierto en sus dos ocasiones. La propuesta le sirvió para mantener opciones hasta mediada la segunda mitad, cuando quedó claro que el retroceso que dio el equipo con el paso de los minutos, y especial tras la sustitución de Unai López, le podría costar caro, pese a que en el césped ya ejercían Dani García, Muniain, Capa y Raúl García, cuatro de sus fijos. En el Santiago Bernabéu y en el Sánchez Pizjuán, oros dos campos malditos, le salió bien en la primera vuelta, pero ayer no le llegó para sacar ese punto que hubiera acentuado su objetivo de lograr plaza europea, cada vez más lejana.

150

El bilbaino acumula 150 encuentros consecutivos en liga, aunque ayer no pudo celebrar en el Camp Nou con éxito esta cifra impactante.