Se entiende que Gaizka Garitano ha realizado sus propios cálculos. Ya lo subrayó en la previa del partido de ayer. El compromiso ante el Betis resultaba clave, para bien o para mal. La victoria le permite al Athletic mantenerse enganchado a la pelea por la muy cotizada séptima plaza, la última que da billete para la próxima edición de la Europa League, competición que, tal como están las previsiones de tesorería manejadas por la Junta Directiva de Aitor Elizegi, supondría un significativo alivio para cuadrar sus cuentas. Todo lo que no fuera ganar, en cambio, se recibiría en clave de prácticamente despedida a ese objetivo. Por ello, el derioztarrra exprime los que cree son sus recursos más rentables en pos de consumar lo que denomina escalada, término muy cosido a la dialéctica que ha nacido con la pandemia del covid-19. Garitano solo retocó tres piezas en su once respecto al que ejerció de inicio tres días antes en el derbi de Ipurua, por cierto horroroso en cuando a juego, una evidencia de que se mueve de su idea lo mínimamente posible, aun a costa de dejar escuálidos a ciertos futbolistas a los que apenas da descanso.El largo parón de tres meses que ha generado la grave crisis sanitaria llevó a los mandamases del fútbol a conceder a los entrenadores el detalle de ampliar su cupo de cambios de tres a cinco, argumentado en contar con más margen de gestión en la medida de rebajar el impacto físico que supone hacer frente a un calendario tan apretado, con once partidos en un intervalo de cinco semanas. Garitano quizá no necesite de esta subvención repentina y se rige por sus propios estímulos. Frente al Atlético de Madrid sí agotó las cinco sustituciones, las dejó en cuatro en Eibar y frente al Betis volvió a consumar la tasa máxima. Sin embargo, ayer emergió la letra pequeña. No movió piezas hasta el minuto 74, con la entrada de Mikel Vesga, trece minutos después compareció Oihan Sancet y en el descuento puso la guinda con un triple cambio que conllevaba su alto riesgo en el momento en que el cuadro del desahuciado Rubi apretaba de lo lindo en busca de un empate que no llegó para satisfacción de los rojiblancos, reconfortados con un triunfo que mantiene encendida la llama europea.

La apuesta de Garitano contrastó con la de su colega en el banquillo verdiblanco, que puso aire fresco con bastante más antelación y con el fin de meter más dinamita ofensiva. El técnico rojiblanco reconoció que varios de sus jugadores pedían el cambio a gritos, aunque el vacío de San Mamés no los reprodujera. No le dio importancia, porque tenía metido entre ceja y ceja la necesidad de sumar los tres puntos, después de la merma ocasionada en los dos duelos anteriores asociados a la pandemia. Raúl García, Iker Muniain, Iñaki Williams o Yuri Berchiche, por mencionar a cuatro de los cinco sustituidos, están casi al límite y se deduce que todos ellos descansarán de inicio en el Camp Nou, si bien en el caso del lateral sea por razones disciplinarias. La jugada, eso sí, le salió redonda en el matiz resultadista, porque también le debe agradecer mucho a Sergio Canales, que desperdició un lanzamiento de penalti a los 86 minutos con un golpeo que mandó a las nubes quizá cegado por el lema de la pancarta que ocupaba ese fondo sur, Gurea da garaipena.

Lo cierto es que el Athletic venció al Betis, al que aparta de la carrera por Europa, y se sitúa a cinco puntos del Villarreal, que es séptimo, paradójicamente con los mismos, 47, que posee la Real Sociedad, sexta y que esta noche recibe en Anoeta a un Real Madrid que goza de la oportunidad de arrebatar el liderato al Barcelona y al que visita el martes el conjunto de Garitano, que se intuye aplicará un plan B en el Camp Nou. Porque el enfoque estará puesto en el choque del sábado en San Mamés frente a un Mallorca en descenso. Y toca exprimir un poco más.

el dato

414

iker muniain

El capitán se convierte en el décimo tercer jugador en disputar más partidos en la historia del Athletic tras superar ayer en el ‘ranking’ a Panizo.