bilbao - Las sensaciones que detectaba el propio Óscar de Marcos no apuntaban a nada bueno. Han sido casi cuatro meses de dolores, incertidumbres y muchas dudas. Le tocaba coger el toro por los cuernos. No podía esperar más tiempo cuando el tratamiento conservador al que estaba sometido no daba los resultados esperados. El de Biasteri pasó ayer por la Clínica Ruber Internacional de Madrid en búsqueda de un diagnóstico que decidiera el proceso que debía seguir para solucionar los problemas generados por el esguince en el tobillo izquierdo que se produjo en la segunda jornada de liga en el Coliseum Alfonso Pérez. De Marcos solo pudo jugar un tiempo ante el Getafe, equipo maldito para sus intereses, porque también se produjo una lesión similar en el feudo azulón dos años atrás.

Las pruebas a las que se expuso desvelaron unos "problemas derivados de su lesión de tobillo izquierdo" que le obligarán a pasar hoy mismo por el quirófano en la capital madrileña. El rojiblanco será intervenido mediante cirugía artroscópica y, si todo discurre con normalidad, permanecerá en la clínica veinticuatro horas, para después experimentar un periodo de baja estimado de tres meses.

De Marcos no retornaría a los campos de fútbol hasta finales de marzo, cuando la temporada entra en su recta final, lo que supone un serio contratiempo para Gaizka Garitano, que solo ha podido disponer del alavés en cuatro partidos. No en vano, fue titular en el estreno de liga ante el Barcelona y repitió en Getafe, donde sufrió el mencionado esguince de tobillo minutos antes de llegar al descanso, cuando fue sustituido por Larrazabal. El segundo capitán del Athletic no reapareció hasta casi mes y medio después, cuando lo hizo en Balaídos ante el Celta, aunque no acabó el partido debido a la inactividad que acumulaba. Volvió a competir pasadas dos jornadas, en el duelo frente al Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano. Aquello fue dos meses atrás, el pasado 26 de octubre, y permanece en el dique seco desde entonces.

lekue, a escena La larga ausencia de De Marcos abre las puertas a otro de sus compañeros. Iñigo Lekue asoma como uno de los beneficiados a corto plazo, aunque también lo son Ibai Gómez y Gaizka Larrazabal para ganarse un sitio en banda derecha. Lekue, con todo, sale a escena. El domingo ejercerá en el once inicial en el Santiago Bernabéu salvo sorpresa mayúscula y lo hará en el lateral derecho, ya que tampoco está disponible Ander Capa, el fijo en esa posición y sancionado por acumulación de tarjetas amarillas. El coliseo blanco no es extraño para el bilbaino. Todo lo contrario. Jugará en el Bernabéu por quinta temporada consecutiva, ya que no se ha perdido ningún partido en la guarida madridista desde que diera el salto al primer equipo. El del domingo será su séptimo enfrentamiento contra el Madrid.

Lekue, que completó los noventa minutos del partido de Copa ante el Intercity, busca una continuidad de la que ha carecido en los últimos tiempos por culpa de las lesiones. El curso pasado se convirtió en un vía crucis para el bilbaino. Solo pudo participar en cuatro encuentros oficiales después de que en agosto de 2018 se rompiera el maleolo del peroneo derecho y, recuperado de esta dolencia, tuvo que pasar hace un año por el quirófano para ser intervenido de una hernia discal, mientras que en el último julio fue víctima de una lesión muscular.