Marienfeld - Hace ya algunas temporadas, no demasiadas, en una de sus muchas ruedas de prensa, Ernesto Valverde se refirió a la importancia de Mikel Balenziaga en el Athletic en los siguientes términos: “Para nosotros es una joya con toda su corona”. El ahora entrenador del Barcelona acostumbraba a deshacerse en elogios hacia su pupilo, a quien convirtió en indiscutible durante los cuatro años que permaneció en el banquillo de San Mamés durante su segunda etapa en el club. Con José Ángel Ziganda, aunque este apostó en alguna que otra ocasión por Enric Saborit, Balenziaga mantuvo su estatus, aunque el fichaje de Yuri Berchiche el verano pasado hizo que el de Zumarraga perdiera su condición de indiscutible. Eso sí, Balenziaga promete pelea de cara al nuevo curso.

En Marienfeld, donde el sol y el calor empiezan a hacer estragos, el lateral trabaja a conciencia para llegar en óptimas condiciones al debut liguero ante el Barcelona y para ponerle las cosas complicadas al Garitano cuando tenga que decantarse entre él y Yuri para dibujar sus alineaciones, toda vez que tanto Andoni López como Cristian Ganea saben que saldrán cedidos. “Es lo que siempre he dicho. Un jugador tiene que estar preparado para jugar todos los domingos, para jugar de vez en cuando y para no jugar. El entrenador tiene a 25 jugadores, de esos son 11 los que salen en el equipo titular y yo cada semana intento estar en ese once. A veces toca, otras no. El año pasado es verdad que tuve menos protagonismo, pero todos queremos ayudar al equipo”, expuso el guipuzcoana

Este, que renovó el pasado mes de diciembre su contrato con el Athletic hasta el 30 de junio de 2021, en ningún momento se ha planteado una salida del club: “Yo lo que me planteo es seguir trabajando como he trabajado hasta ahora. Intentar que el míster me dé minutos y oportunidades. Cuando te dan una oportunidad la pelota está sobre ti. Hay que aprovechar las oportunidades para seguir entrando y tener el máximo número de minutos posibles ayudando siempre al equipo”.

Sabedor de que el reto que tiene por delante es difícil, Balenziaga no baja los brazos. “Siempre es complicado. ¿El año pasado fue complicado? Sí, jugué menos que otros años. Pero hace dos años también lo era, tenía a otro jugador como competencia y jugué yo. Este año intentaré dar el máximo para poder jugar también y al final es el míster el que decide”, expuso. En este sentido, al ser cuestionado sobre lo que tiene que hacer para poder revertir una situación que, a priori, no le será favorable, el lateral zurdo lo tiene claro: “Dar el máximo”. “Si uno da el máximo y llega hasta lo que puede dar, uno tiene que estar contento con ello”.

Asimismo, consideró que no le falta nada en concreto para jugar cada fin de semana. “No diría que me falta. Cada jugador tiene sus virtudes y sus defectos. Esas virtudes y defectos las pone a disposición del entrenador, del equipo y luego es el entrenador quien decide. No le veo más complicaciones al fútbol. Ser entrenador es muy difícil. Tienes que elegir entre 25, te pueden gustar 18, pero tienes que poner a 11. ¿Justo? ¿Injusto? Es lo que el entrenador decide. El entrenador no tiene manía a unos o a otros, él elige a quien considera mejor para cada partido”, expuso un comprensivo Balenziaga.

Una temporada complicada Al margen de cuestiones puramente personales, el lateral zurdo hizo también un rápido repaso de lo que fue la pasada campaña, en la que un pésimo inicio liguero complicó mucho la consecución de los objetivos marcados al inicio del curso, hasta el punto de que el equipo se quedó fuera de Europa por segundo año consecutivo. “Fue una temporada en la que sufrimos bastante. Fue el año en el que más sufrí en cuanto a la clasificación y la presión que tuvimos encima hasta diciembre. Luego es verdad que hicimos una segunda vuelta increíble y pudimos darle la vuelta, hasta el punto de que estuvimos muy cerca de conseguir lo que queríamos”.

Por último, puso en valor que para salir de esa mala situación inicial, el equipo “se reunió muchísimas veces y reflexionó” al respecto otras tantas. Ahí estuvo parte del secreto de la transformación que el Athletic vivió en una segunda vuelta que fue casi perfecta y en la que Gaizka Garitano sacó muchos réditos de un equipo que parecía hundido.