BILBAO - Iñaki Williams sopla hoy las velas. Es una fecha emotiva. Cumple 25 años de edad, un número redondo y al que se le da aún más realce por tratarse de un cuarto de siglo, una especie de frontera vital. Para el común de los mortales es un tránsito, como un desbarajuste que genera entrar en una etapa en la que confluyen reflexiones en torno al futuro y la añoranza de los tiempos recién superados. Williams, sin embargo, goza de la felicidad. Probablemente sus meditaciones vayan por un camino bien distinto al de un coetáneo anónimo. Disfruta de lo que le gusta, el fútbol; le sonríe el éxito, es el máximo goleador del Athletic en la última liga; es millonario -“tengo entre cinco y diez millones de euros”, según dijo en un informal programa de televisión-; le paran por la calle por su popularidad? y así una sucesiva nómina de situaciones de suma dicha y propias de un cuento de hadas. Williams disfruta de sus 25 años que estrena hoy y no son más que sintomáticos del esplendor futbolístico que le encumbra.
A Williams, de madre liberiana y padre ghanés, le empezó a cambiar la vida cuando Javier Aristu, por entonces directivo del Pamplona -club convenido del Athletic-, le echó el ojo cuando jugaba en el Club Natación de Iruñea y en un movimiento consensuado con Félix Burgi, uno de los responsables de captación de la entidad rojiblanca en Nafarroa, le reclutó. Se conoce en aquellas fechas las penurias por las que pasaba su núcleo familiar, pero el fútbol le curtió. En el Pamplona inició su crecimiento y acudía a Lezama en determinadas sesiones de tecnificación. La fidelización se había encaminado. Restaba que se puliera como un futbolista creíble porque condiciones tenía para ello. Su mudanza a Bilbao se consumó en el verano de 2012. Supuso el pistoletazo de salida a una proyección que quizá ni los más optimistas detectaban. Sobresalió en el juvenil de Honor, con la marca de 30 goles en liga y otros cuatro en Copa, competición en la que los rojiblancos se proclamaron subcampeones; y en su segunda campaña alternó el Basconia con el Bilbao Athletic. Ernesto Valverde le llamó para dos amistosos (Laudio y Somorrostro) y en la siguiente campaña ya le hizo debutar con el primer equipo, el 6 de diciembre de 2014 en un encuentro en San Mamés frente al Córdoba. Jugó el primer periodo, pero no pudo evitar la inesperada derrota de los leones (0-1).
En aquella media campaña inicial en el Athletic vivió todo un cúmulo de sensaciones. El cambio fue brutal. Firmó su primer gol como león en el Olímpico de Turín en la eliminatoria de dieciseisavos de final de la Europa League frente al Torino (2-2), aunque no sirviera para que el equipo de Valverde alcanzara los octavos por culpa de su derrota en el choque de vuelta en San Mamés. Tuvo que esperar hasta la penúltima jornada para estrenarse en Elche y la guinda le llegó con su titularidad en la histórica final de Copa en el Camp Nou, en la que ejecutó el gol rojiblanco, el 1-3 definitivo, con un bello remate de cabeza. Williams ya había metido el pie en la élite. Le tocaba asentarse y no dejar escapar la oportunidad que le había brindado el Athletic.
A BASE DE RÉCORDS Hoy alcanza los 25 años de edad y puede presumir de que las cosas le han ido de maravilla. Tiene firmado un contrato hasta el 30 de junio de 2025, con un sueldo Top europeo, como reconoció el presidente del Athletic, Aitor Elizegi, en una entrevista concedida recientemente a DEIA. Ha recorrido en tan escaso periodo 204 encuentros oficiales, con una tarjeta de 49 goles. Ostenta una marca muy complicada de superar, ya que encadena 119 partidos de liga consecutivos -cincuenta meses sin perderse ningún compromiso en la competición doméstica-, lo que resalta el rol que ha adquirido y el poderío físico que le ha permitido no sufrir ninguna lesión importante, aunque la que tuvo de cierta trascendencia le impidió participar en los dos partidos de la histórica Supercopa que el Athletic conquistó en agosto de 2015 a costa del Barça. Ha debutado con la selección de Euskadi, con la española absoluta, ha sido subcampeón europeo sub’21 en 2017?
Williams, con todo, proyecta ambición. Ha confesado su deseo de no salir del Athletic y conquistar más de un título. Este último curso ha dado un salto cualitativo. Las molestias físicas que ha padecido Aritz Aduriz y que han tenido al donostiarra lejos de los terrenos de juego durante varios meses han propiciado que el bilbaino, que ha contado con ofertas de clubes importantes del Viejo Continente en los últimos tiempos, haya ejercido en la posición de nueve, la que más le gusta pese a que su perfil quizá se ajuste más al de un atacante de banda. Esta es la primera ocasión en la que ha superado los 3.000 minutos en liga y ha tocado su techo anotador hasta la fecha, con un credencial de trece goles a los que hay que sumar otros dos en la Copa. Williams, que en la campaña 2017-18 llegó a jugar 52 partidos oficiales con el Athletic, quiere convertirse en una referencia histórica del club rojiblanco. Va camino de ello. Tiene firmado como mínimo hasta los 31 años de edad. Le quedan seis por delante. Y si en menos de cinco ha jugado ya 204 partidos? Quizá llegue a coincidir en el primer equipo con su hermano pequeño, Nicholas, ocho años menor y que ha destacado en el Juvenil Nacional rojiblanco y que en la próxima campaña militará en el de Honor. Es su sueño. Jugar los dos juntos. Será el regalo que pida hoy.