lA vida le cambió a Markel Susaeta en la Semana Santa de 1997. Jugó un torneo en las filas del Urko de Eibar y el destino hizo que se cruzara con Kike Liñero, coordinador de los equipos alevines del Athletic y responsable de captación en edades tempranas. Liñero se fijó en un “chavalín flaquito, chiquitín, una ratilla? pero todo talento por su manera de ver el fútbol, por su manejo de las dos piernas, valiente para pedir el balón y buscar el uno a uno”. El de Gordexola se movió y lo captó para el Athletic, al igual que sus compañeros del Urko Julen Landarroitajauregi, Aitor Aspiazu, Alex Albistegi y Xabier Olabe. Markel llegó a la factoría rojiblanca el verano de ese año, fue el único de sus amigos que con el tiempo dio el nivel esperado y 22 años después deja el club del que ya es leyenda. Es el quinto fubolista que más partidos ha jugado (506) en la historia del Athletic y se marcha el último capitán, “una persona introvertida, siempre centrado en su trabajo, nunca con un mal gesto”, según le describe Liñero, que le formó en su etapa de alevín, juvenil, en el Basconia y en el Bilbao Athletic. “Si físico invita a una sensación errónea de jugador frágil, otra cosa es que no sea contundente. Pero hay que tener en cuenta que siempre ha sido de los mejores en los test de fuerza, era el primero en las pruebas de resistencia”.

Una década después de que Liñero le fichara fue Joaquín Caparrós el que le dio la oportunidad a Susaeta, el león con más partidos europeos jugados (75). El eibartarra se reivindicó a sus 19 años en la concentración de Papendal, en Holanda, y su debut en el Athletic llegó en la segunda jornada de aquella liga. Fue el 2 de septiembre de 2007 en el Camp Nou, partido en el que el conjunto rojiblanco sucumbió ante el Barça de Frank Rijkaard por 3-1. El tanto bilbaino lo selló Susaeta, con una bella vaselina tras un mal despeje de Víctor Valdés, el meta culé. Susaeta, que ofreció descaro y que fue capaz de desquiciar en varias acciones al mexicano Márquez y al francés Abidal, se presentó en sociedad y pocas horas después de su bautizo concedió a DEIA su primera entrevista. El aún capitán, padre de dos hijos (Markel y Aiala), evidenció ante la grabadora de un servidor su timidez, poco amigo de hacer declaraciones. “He cumplido mi sueño desde que llegué al Athletic? Todavía no he hecho nada, aunque algo de vértigo sí que da”, fueron algunas de sus frases, cortas, en busca de las palabras correctas. Aquel fue el primero de sus 506 partidos como león. Ni se le pasaba por la cabeza, ni a él ni probablemente a nadie, que alcanzara esos números. “Su trayectoria ha sido ejemplar, espero que San Mamés se lo reconozca el domingo”, anhela Liñero, que incide en que Susaeta es “un jugador inteligente, con mucha personalidad, más de la que proyecta hacia el exterior”.

El eibartarra se ha caracterizado por una trayectoria en la que ha ido por delante de su edad. Solo jugó dos temporadas en categoría juvenil y con 17 años debutó en el Basconia de Liñero, que también le dirigió en el Bilbao Athletic una campaña después de que lo hiciera en el filial Luis de la Fuente, el otro técnico que recomendó a Caparrós la apuesta por Susaeta, un fijo para los entrenadores que ha tenido en el primer equipo, salvo con Gaizka Garitano, con el que menos partidos ha jugado, once, frente a los trece que participó con Eduardo Berizzo. El ejercicio pasado completó 48 duelos con José Ángel Ziganda, en tanto que en los cuatro cursos con Ernesto Valverde en el banquillo su concurso se disparó a los 174 partidos, que se quedaron en 151 en el cuatrienio de Caparrós. Pero fue Marcelo Bielsa el entrenador que le marcó, “el mejor que le ha entendido”, a juicio de Liñero. El argentino sacó lo mejor del extremo, clave en el éxito de aquel Athletic que jugó dos finales, la de Europa League y la de Copa, en un intervalo únicamente de 16 días. Susaeta jugó los 63 partidos oficiales de la campaña 2011-12, un pleno histórico, y en la siguiente solo se ausentó en cuatro de los 50 totales, con lo que elevó su presencia a 109 en ese bienio con Bielsa, el entrenador que trajo “la forma de jugar que a todo el mundo le gusta ver, con un fútbol dinámico y de mucha intensidad”, como declaró el propio futbolista en una de las últimas entrevistas que ha realizado, también en estas páginas con motivo de su trigésimo cumpleaños. “Siempre hago autocrítica, no te puedes engañar a ti mismo”, subrayó. Se va una leyenda. Le espera otro destino.