EL Athletic se medirá el domingo en San Mamés a un rival con sello propio. El Betis de Quique Setién, séptimo en la clasificación con seis puntos más que los rojiblancos, rendirá visita a los leones tras afrontar esta tarde la ida de los cuartos de final de Copa ante el Espanyol, cita en la que volverá a defender una propuesta futbolística que ha convertido al conjunto verdiblanco en un oponente tan previsible, como difícil de contrarrestar. La apuesta por la posesión del esférico, no en vano, es innegociable en la libreta de un entrenador que sonríe al ver a su equipo como el segundo de la liga que más minutos acumula con el balón en su poder por detrás del Barcelona. Con un 61,1% de posesión por partido, siendo la media del cuadro blaugrana de 61,9% y la del Athletic de 50,2%, el Betis acostumbra a tener bajo control el desarrollo del juego mientras trata de limitar al máximo las pérdidas de balón.
Es ahí, sin embargo, donde asoma uno de los principales puntos débiles de un equipo que sufre cuando el rival de turno le arrebata el cuero y lanza rápidas ofensivas hacia la portería defendida por Pau López. Sucedió, sin ir más lejos, durante el choque del pasado domingo frente al Girona en el Benito Villamarín, donde la presión adelantada ordenada por Eusebio Sacristán sirvió a sus pupilos para levantar el 1-0 inicial y alcanzar el descanso con 1-2 en el luminoso. El paso atrás que dieron los catalanes en la segunda mitad, lejos de dar sus frutos, acabó condenando al Girona y dando alas a un Betis que sumó los tres puntos sobre la bocina al materializar un penalti. Lo convirtió, con un ajustado lanzamiento, un sobresaliente Sergio Canales, el auténtico termómetro verdiblanco.
El centrocampista cántabro, superadas sus graves lesiones de rodilla, figura como el hombre alrededor del cual gira el fútbol del Betis, que ha encontrado en el argentino Giovani Lo Celso al socio ideal de Canales. Entre ambos, escoltados por el mexicano Andrés Guardado o por el portugués William Carvalho en la medular, dirigen las operaciones de un equipo ligado al 5-3-2 o al 5-4-1 en función del partido y del plan a desarrollar por Setién. El dibujo táctico con tres centrales de por medio, eso sí, resulta indispensable para un técnico que halló la estabilidad defensiva el pasado curso con la incursión de un defensa más en la parcela central.
La llegada de Marc Bartra en el mercado invernal del año pasado dio un salto de calidad a una plantilla que, viva en la Copa, permanece en pie también en los dieciseisavos de final de la Europa League y aspira a repetir clasificación continental de cara a la próxima campaña. En lo que va de temporada presenta dieciocho puntos como local en liga y once como visitante, con un total de veinticinco goles a favor y otros tantos en contra. El Athletic, con el recuerdo del 0-2 que dejó escapar en el Villamarín en la primera vuelta con Eduardo Berizzo en el banquillo, será el próximo rival en liga del cuadro andaluz, que aterrizará en Bilbao con las ideas claras al abrigo de un estilo tan definido como el que lucen en la actualidad los pupilos de Gaizka Garitano. El fútbol vertical y sin apenas concesiones defensivas de los rojiblancos contrastará con el juego de toque y asociación al que dará vuelo el Betis en San Mamés, donde el conjunto andaluz entrará en acción tras su compromiso de esta tarde en el RCDE Stadium.
COPA Y ¿ROTACIONES? Con el Espanyol como rival, los verdiblancos hincan hoy el diente a la Copa con las semifinales en mente. Se espera, además, que lo hagan con el grueso de titulares habituales sobre el verde, como ya ocurrió en la eliminatoria de octavos de final contra la Real Sociedad. “El objetivo es pasar la eliminatoria, el marcar fuera de casa nos daría mucho, pero queremos ganar el partido y conservar así nuestras opciones para sacar la eliminatoria adelante con nuestro público”, aseguró ayer en rueda de prensa Setién, quien expuso su sensación de que el cruce con el equipo periquito “no creo que quede resuelto en este partido de ida”. En caso de que eso suceda, el domingo, en La Catedral, el entrenador cántabro podría hacer una llamada a las rotaciones, introduciendo variaciones en el once inicial, pero sin separarse del camino trazado, ni del balón.