EL Deportivo, decimoctavo en la clasificación a ocho puntos de una permanencia que marca el renacido Levante, visitará el sábado San Mamés en una situación límite y con un entrenador que a punto estuvo de convertirse el viernes en el peor técnico debutante en la historia del club gallego. Lo evitó la agónica victoria lograda por 3-2 a costa del Málaga, colista de la categoría que se quedó a un solo paso de puntuar en Riazor y dejar más señalado aún a Clarence Seedorf (Surinam, 1976), quien igualó aun así el peor estreno en el banquillo herculino al firmar su primer triunfo en el noveno partido dirigido. El surinamés nacionalizado holandés coparte tan desalentador y dudoso honor con Enrique Orizaola, que completó un aciago inicio de campaña en la liga 1966-67.
Desde entonces, ningún entrenador había iniciado su andadura en el conjunto coruñés con unos números tan pobres como los que ha firmado para lamento de la hinchada del Deportivo un desbordado Seedorf, quien acumulaba cinco derrotas y tres empates antes de ganar al Málaga. El choque, como si de una auténtica final se tratara, lo sacó adelante el holandés gracias a un gol de Adrián López en el minuto 85. Seedorf, que se niega a dar por descendido a su equipo, respiró hondo a la espera de mejorar unos registros que ni mucho menos esperaba el presidente del Deportivo, Tino Fernández, cuando le entregó las llaves del banquillo el pasado 5 de febrero en sustitución de Cristóbal Parralo, con la salvación a solo tres puntos y con la convicción de que el destacado exfutbolista supondría un “impulso anímico” para la plantilla, debido a su capacidad de “liderazgo”.
A pesar de que su experiencia en los banquillos se limitaba a 22 partidos al frente del Milan entre enero y mayo de 2014 y a trece encuentros como timonel del Shenzhen chino en 2016, el holandés fue el escogido para reconducir una nave que, lejos de enderezar el rumbo, ha coleccionado tropiezos hasta el pasado viernes para desesperación de un presidente que ha contado con siete entrenadores desde su llegada al Deportivo en 2014. Al ser cuestionado por la sorprendente apuesta por Seedorf, Tino Fernández aseguró que “este equipo necesita reforzarse y mejorar en liderazgo, carisma y solo nos planteamos candidatos que fuesen líderes”. El entrenador holandés, por su parte, señaló durante su presentación en A Coruña que “en el mundo del fútbol hablamos siempre de experiencia, pero hay otra gente que no tiene un currículum importante y lo están haciendo muy bien como Zidane, que igual tenía menos experiencia que yo cuando cogió al Real Madrid y ha salido bien”.
No ha sido así, al menos hasta la fecha, en su caso. La figura de Seedorf, no en vano, asoma sumamente dañada a ojos de una afición que apenas encuentra razones para creer en un milagro, por más que su entrenador dijo creer en la salvación “más que nunca” tras estrenar su casillero de victorias ante el Málaga. “Todos, con perseverancia y trabajo duro, podemos hacerlo; yo creo”, afirmó el holandés el viernes, dos días antes de que el Levante se impusiera a Las Palmas y diera una nueva estocada a la ilusión del deportivismo.
SU LEGADO COMO JUGADOR El carácter motivador y ganador de Seedorf, cercano a sus futbolistas y sin temor alguno a la hora de probar distintas alineaciones e incluso sistemas de juego, está muy lejos por ahora de aportar al holandés los réditos que le otorgó durante su larga y fructífera trayectoria como futbolista.
Con casi 900 partidos a sus espaldas con el Ajax, Sampdoria, Real Madrid, Inter de Milán, Milan y Botafogo, el actual técnico del Deportivo, una auténtica bestia con capacidad para destruir y construir en su condición de centrocampista total, puede presumir de ser aún el único jugador capaz de ganar tres Champions con tres equipos distintos: Ajax (1995), Real Madrid (1998 y 2000) y Milan (2003 y 2007), junto con Samuel Eto’o, quien lo consiguió con un papel testimonial como madridista (2000) y siendo pieza clave en el Barcelona (2006 y 2009) e Inter de Milán (2010).
Como técnico, a día de hoy, Seedorf asoma como otra apuesta fallida de un Deportivo en situación límite.