Maite García ha vivido toda su vida entre calzado. Después de casi cinco décadas en activo –se hubiesen cumplido en diciembre de este año–, en las que ha atendido a varias generaciones en el local ubicado en el número 47 de la calle Zamakola, en La Peña, y a aquellas que se desplazaban hasta el lugar para únicamente comprar en la tienda de Maite, ha tomado la decisión de 'colgar las botas'.
Este jueves ha sido el último día en el que ha levantado la persiana. En los últimos 19 la ha acompañado Zuriñe, una compañera a la que la propia Maite define como una persona "que se adapta a cualquier tipo de trabajo".
Emocionada por la despedida
Este viernes es el primer día de la jubilación de Maite. En una conversación con este periódico, García afirma estar emocionada por los comentarios que ha recibido de los clientes con los que, después de tantos años, se forman "vínculos afectivos".
"Hay muchas personas que han sido fieles clientas a lo largo de todo este tiempo", señala Maite al mismo tiempo que reconoce que "esto –por La Peña– es como un pueblo en el que nos conocemos mucha gente".
Inundaciones y pandemia
Durante estas cinco décadas "hemos pasado de todo", por ejemplo, en las inundaciones de 1983, en las que se sintieron "muy apoyadas por la gente del barrio". En tanto tiempo, este no ha sido el único momento en el que ha tenido que tomar una decisión clave. "Hemos pasado crisis y ha habido momentos en los que me preguntaba si cerrar o seguir adelante", manifiesta.
Sin embargo, el negocio de toda la vida, que este jueves cerró sus puertas, se ha ido reciclando. Tal y como cuenta, después de la pandemia abrió cuentas en Instagram y Facebook para llegar a más público.
De toda la vida
Echando la vista atrás, Maite explica que han calzado a varias generaciones. Aunque las compras on line estén en auge, el local de toda la vida siempre ha estado ahí. "Me acuerdo de otros años en los que me decían si tenía algunas zapatillas porque se habían empapado en la guerra de agua", cuenta entre risas. Unas anécdotas "que forman parte de lo que ha sido este negocio".
La clave del éxito de Calzados García ha sido ofrecer "género de calidad a un módico precio, procurando también que la gente compre en el barrio".
Sin relevo
Maite no quería que la persiana se bajase definitivamente. De hecho, se apuntó al programa Berriz Enpresa, del Gobierno vasco, con el objetivo de traspasar el negocio.
"No ha habido suerte", explica. Por el momento, ante la falta de algún candidato, han cerrado el negocio. "Nos gustaría que hubiese quedado alguien con el local", apostilla.