Bilbao - El gol es su obsesión. “Lo lleva en el ADN. Nunca se cansa de entrenar, siempre con el empeño de mejorar metido entre ceja y ceja”. Así definen en Lezama a Rubén Azcona, el chaval de moda en la factoría rojiblanca, después de que el pasado sábado elevara a 50 su cuenta anotadora con el primer cadete del Athletic, segundo clasificado de la Liga Vasca un par de puntos por detrás de la Real Sociedad a falta de dos jornadas para el cierre de la liga regular. Azcona, natural de Andosilla, sella un registro histórico en la categoría, muy por encima de los números que dejaron en su día Isma López (33 goles), hoy jugador del Sporting;, Guillermo Fernández (30), en el Elche, o el más reciente de Iñigo Vicente (27), que milita en el Basconia.

La marca de Azcona, que el pasado día 12 cumplió 16 años y que recientemente ha recibido el premio anual Katxorro de Oro que otorga la publicación Cantera Deportiva, ofrece su impacto por la cuantía. Pero por encima de lo llamativo de llegar al medio centenar de goles, se pone el acento en la letra pequeña que explica semejante récord del navarro, que recaló en Lezama el verano de 2014 procedente del Falcesino, en el que fue reclutado después de sobresalir en el proceso de captación en la Ribera Alta navarra y después también de que Osasuna y Villarreal intentaran su fichaje. Así, los informes internos sobre el equipo que dirige Aritz Solabarrieta resaltan el alto porcentaje de acierto del de Andosilla, cercano al 80%; el reparto de los goles, ante rivales directos como la Real, Antiguoko o Danok Bat, y la generosidad en otras acciones con sus compañeros, ya que atesora un buen número de asistencias de gol.

Azcona, que vive con su familia de acogida en un caserío de Lezama a la espera de ingresar el próximo curso en la residencia tutelada por la entidad rojiblanca, destaca, entre otras virtudes, por su juego de espaldas y por su poderío físico, pese a que existe cierta incertidumbre sobre si ha llegado a su techo de crecimiento, con sus 177 centímetros de altura, aunque no se descarta un nuevo estirón, teniendo en cuenta que su padre mide 1,85 metros.

Sobrino de Mariano Azcona, delantero que ejerció en Osasuna a inicios de la década de los 80 del siglo pasado y después en el Lleida, el goleador del cadete presume de “tener la cabeza bien amueblada” y de “llevarse bien con los estudios”, según apuntan en su entorno, muy ligado a la causa Athletic. El delantero, que ya metió 32 goles el pasado ejercicio también en el cadete de Liga Vasca, no tiene aún firmado contrato y estaría libre por su edad hasta el 30 de junio, si bien el club pretende blindarle e incluso podría saltar la próxima campaña directamente al juvenil de División de Honor sin pasar por el de Liga Nacional.