lezama - A sus 21 años, Williams se ha convertido en uno de los futbolistas del Athletic más admirado por la grada. Potente, veloz y trabajador incansable, sueña con jugar algún día con su hermano, Nicholas, en el primer equipo rojiblanco, del que lució su camiseta por primera vez hace dos décadas. Un regalo de un cura amigo de la familia. De Iñaki, su padrino, a quien copió el nombre. Su orgullo.

¿Cómo está el equipo para afrontar el encuentro del domingo?

-Estamos muy bien. En lo físico algo cansados porque es el final de temporada, lo que es normal, pero muy motivados porque el premio es muy bonito. Quedar quintos para nosotros sería vital porque así evitaríamos cualquier previa.

Cansados sí, pero aún quedan tres partidos para ser quintos. Bien merece un esfuerzo.

-La búsqueda del quinto puesto nos da fuerza. La ilusión que tenemos nosotros y lo que nos empuja la afición desde la grada.

¿Cómo ve al Celta?

-Es un equipo muy atrevido, que juega siempre hacia adelante y que presiona alto. Tiene jugadores muy rápidos y muy técnicos arriba. Vamos a tener que estar muy puestos en defensa, aunque nosotros también tenemos muy buenos jugadores de ataque.

Nolito, Aspas, Orellana, Guidetti... Tiene muy buenos atacantes. ¿A quién destaca por encima del resto?

-Si tendría que decir un nombre, ese sería Nolito. Es un futbolista internacional, el que más calidad tiene de todos ellos y creo que es el que más daño nos puede hacer.

Y eso que ustedes son dos futbolistas totalmente diferentes...

-Sí (se ríe). Somos dos jugadores muy distintos. Él tiene mucha más técnica que yo, mejor golpeo... pero yo tengo otras cualidades, como la velocidad, por ejemplo.

Quienes entienden de fútbol dicen que el segundo año es el más complicado para un chaval que llega de la cantera. ¿Lo comparte?

-Yo mismo soy consciente de que el segundo año es más difícil. En el primero eres el debutante y la gente no te exige lo mismo que a un veterano. Yo ya sé que tengo que hacerlo siempre bien, que tengo que intentar mejorar y que la presión que me meta la gente de fuera será buena para mí.

¿Es complicado hacer frente a esa presión?

-Soy una persona con bastante personalidad y no me influye demasiado. Lo llevo bastante bien. Además, mi familia y mis amigos me ayudan mucho.

De momento tampoco ha pasado por ningún momento difícil. Aún no ha tenido tiempo de que le lluevan las críticas.

-No, aún no (se ríe). La gente me ayuda y me apoya. Noto que la afición está conmigo y eso me reconforta. Me siento muy valorado por la gente y trato de devolverles todo ese cariño con trabajo y sacrifico.

¿Cree que ya se ha asentado en el equipo?

-Todavía me queda mucho por mejorar, cuestiones en las que aprender de mis compañeros. Pero la verdad es que no creo que vaya por mal camino.

Debutó el 6 de diciembre de 2014, hace año y medio. ¿Con qué momento de los vividos en este tiempo se queda?

-Con el título de la Supercopa. Ver a jugadores como Aduriz, Gurpegi, Iraizoz, De Marcos, Beñat... levantar un título después de tanto tiempo trabajando para ello, para mí supuso una alegría inmensa. Y poder vivir aquel momento con ellos, ni te cuenteo. Ojalá se vuelva a repetir. La afición se lo merece.

A Muniain y usted se les vio especialmente motivados en la celebración...

-Sí (se ríe). No es para menos. Ojalá lleguen muchos más títulos. Este club y esta afición se lo merecen.

Más allá del título, de lo que no cabe duda es que de que está siendo un año muy especial para usted.

-Así es. Está siendo una temporada larga y completa, con buenos y malos momentos, pero hemos sacado el trabajo adelante y ahora estamos metidos de lleno en la pelea por quedar quintos.

Y eso que la temporada no empezó bien. Se lesionó en Estados Unidos en julio, recayó en agosto y no volvió a jugar hasta finales de septiembre.

-Sí, fue duro, sí. Yo quería llegar bien al inicio de la temporada, con ritmo y muy bien físicamente para poder ayudar al equipo en las previas de la Europa League. Fue mala suerte, aunque también es verdad que no llegué bien de peso. Llegué un poco pasado a la pretemporada y todo influyó. He aprendido de ello de cara a las próximas pretemporadas.

¿Se llevó algún toque de atención por ello?

-Sí, claro que sí. El míster me tiró un poco de las orejas y me dijo que no podía llegar pasado de peso. Asumí el error. Este año no ocurrirá lo mismo.

El pasado verano trabajó para fortalecerse muscularmente. ¿Aquello pudo influir también?

-Cuando ganas músculo pesas algo más y te puede restar. Al ser tan delgado, con uno o dos kilos de más, teniendo en cuenta que lo que más brilla en mí es la velocidad, si la pierdo me quedaría prácticamente en nada. Así que sí, aquello pudo haber pasado factura.

¿Le preocupan las lesiones musculares?

-Por supuesto. Me preocupa. Con trabajo de prevención se puede disminuir el riesgo y en eso trabajamos.

Aunque la más preocupante fue la del tobillo, pudo haberse roto la tibia.

-El tobillo a día de hoy aún me sigue dando guerra. No lo tengo curado al 100%, pero los médicos han hecho un gran esfuerzo.

¿Cree que desde su debut ha ido todo muy rápido?

-Sí, pero no solo desde que me estrené en el primer equipo, sino desde el día en el que llegué al Athletic. He ido quemando etapas muy rápido. He trabajado mucho y el esfuerzo se ha visto recompensado. Ha ido todo muy rápido, pero ha ido muy bien también. Nunca esperaba llegar tan rápido al primer equipo y hacerlo medianamente bien.

¿Le ha costado asimilar este hecho?

-Desde que llegué al Athletic sabía que si hacía las cosas bien algún día podría tener la oportunidad de llegar al primer equipo. Y era consciente también de que cuando eso ocurriese no iba a desaprovechar la oportunidad. Creo mucho en mí y creo que tengo cosas para estar en el primer equipo.

¿Es bueno tener tanta confianza en uno mismo?

-Claro. Nunca tienes que pensar negativamente. Siempre tienes que creer en ti y en todo lo que haces. Trabajar para ello. Nadie va a creer en ti más que tú mismo.

En la punta de ataque, en banda... ¿Dónde se encuentra más cómodo?

-He jugado toda mi vida de delantero y me gusta ser la referencia, pero ahora me toca actuar en banda. Eso implica más sacrificio defensivo, ayudar al lateral y en eso ando. Pero no pierdo de vista la portería rival.

¿Le ha costado asimilar las funciones defensivas que le exige Valverde?

-Sí, me ha costado. Pero De Marcos, que ha sido habitualmente mi compañeros en banda, me ayuda y me corrige. Me ha facilitado todo mucho.

Hace unos meses se habló mucho de su renovación. ¿Cree que fue un proceso demasiado largo?

-Al final todo llega. Las dos partes no nos poníamos de acuerdo por una cosa u otra, por pequeños flecos, y eso hizo que se alargase. Pero todos quedamos muy satisfechos. Yo estoy donde quiero estar.

¿Le influyó en algo que se alargase?

-No, la verdad es que estaba tranquilo. Sabía que tenía que seguir haciendo las cosas bien para que el Athletic viese que no iba a bajar los brazos aunque fuese una renovación larga o corta. Yo tengo la cabeza bien amueblada.

Lo que ha hecho el Athletic ha sido demostrar mucha confianza en usted. El suyo es el contrato más largo de la plantilla.

-Ha confiado mucho en mí, es innegable. Estoy muy agradecido al club por ello y les devolveré esa confianza con trabajo. Ojalá lleguen muchas renovaciones.

¿Tuvo ofertas de otros equipos?

-Siempre hay clubes que se fijan en ti y te salen novias. Pero yo estaba tranquilo porque quería seguir aquí.

Habla constantemente de su familia, un pilar básico en su vida.

-Son muy importantes para mí. Han hecho muchísimos sacrificios por mí.

Se mudó a Iruñea siendo casi un recién nacido y cuando el Athletic llamó a su puerta con 17 años no se lo pensó.

-En ningún momento. Son oportunidades que no puedes dejar pasar. Yo vine aquí de prueba, no era nada fijo, pero convencí a los técnicos y me dieron la oportunidad de seguir aquí. Además, siempre he sido del Athletic.

¿Cómo recuerda su primer día en Lezama?

-Me estaban esperando con la ropa cerca de los vestuarios y me condujeron a uno donde estaban todos los que iban a ser mis compañeros vestidos. Recuerdo que les dije que haría todo lo posible por seguir aquí con ellos. Y mira, así está siendo. Me recibieron con los brazos abiertos.

¿Fue difícil dejar atrás a su familia?

-Vine para lograr un sueño, que mi familia pudiese vivir mejor y así está siendo. Pero fue complicado porque se quedaban mi madre y mi hermano solos en Iruñea, pues mi padre estaba en Londres trabajando. Yo he sido como un padre para mi hermano -habla del pequeño Nicholas, que juega en el infantil A-. Fue difícil, pero les he sentido cerca en todo momento y me han dado la fuerza necesaria para que haya podido llegar hasta aquí.

¿Se interesa por lo que sucede en el país de origen de sus padres?

-Sí, por supuesto. Estoy muy involucrado con lo que sucede en Ghana, que es donde tengo a casi toda mi familia. Siempre me preocupo por ellos e intento ayudarles. Es más, en Iruñea hay una asociación que colabora con el país y en la que yo colaboro para ayudar a los niños de Ghana.

¿Ha viajado a Ghana recientemente?

-Sí, he estado un par de veces. Me tienen mucho cariño, aunque aún no he podido ir desde que debuté en el primer equipo. Tengo un viaje pendiente, para este año o el siguiente, con De Marcos. Óscar es muy buena persona y ha congeniado muy bien con mi madre, que le quiere casi como a un hijo. Para mí también es como un hermano.

¿Cómo fue la llegada de su madre a Bilbao?

-El Athletic se interesó por mi hermano pequeño, que estaba jugando en Osasuna. El Athletic tomó la decisión de intentar que nos juntásemos todos aquí en Bilbo. Mi padré siguió en Londres hasta que firmé por el primer equipo, cuando le dije que dejase de trabajar allí y se viniese. Ahora todo va genial, la verdad. Estoy muy agradecido al Athletic por todas las facilidades que nos ha dado a mí y a mi familia.

Ha dicho en más de una ocasión que quería ser futbolista para que sus padres vivieran mejor. ¿Cree que ha logrado el objetivo que perseguía?

-Sí. A día de hoy no nos falta de nada. Es lo que quería. Mis padres han trabajado mucho y han dejado muchas cosas atrás como para vivir mal ahora. Hay que ser agradecido.

¿Cómo fue el reencuentro con su padre?

-Muy emocionante. Fue también una forma de quitarme un peso de encima, de estar tan pendiente de mi hermano. También para mi madre, que ha cumplido la función de madre y padre en los últimos ocho años.

Futbolista joven, con un buen contrato, idolatrado por la afición... ¿Es difícil mantener los pies en el suelo?

-Siempre tienes pequeños pajaritos en la cabeza que pueden hacerte creer algo que todavía no eres, pero mi familia me ha ayudado para que no se me haya subido nada a la cabeza. Yo tengo una familia muy humilde y he visto desde pequeño lo que hay. Sé en qué cosas debo gastar y en qué cosas no. Aquí nadie regala nada y todo se hace con trabajo. En ese sentido estoy muy tranquilo. Aunque sé que hay gente que puede meter la pata y equivocarse.

Debe ser complicado asimilar el éxito con 21 años.

-Sí. Aquí vivimos en una burbuja. Lo tenemos todo y hay chavales que se pueden equivocar, pensar que son los putos amos y eso les puede terminar pasando factura.

¿Cómo ve el futuro?

-Voy día a día, con ganas de mejorar. No me pongo ninguna meta.

¿Le gustaría jugar el día de mañana con su hermano en el Athletic?

-¡Claro que sí! Si yo he hecho una pequeña historia en este gran club, si jugamos dos negros y encima hermanos en el Athletic sería la hostia. Me encantaría.

¿Cómo ve a su hermano?

-La verdad que muy bien. Todavía es muy pequeño. Tiene que estudiar, que es lo primero, y luego ya llegará a ser futbolista si va todo bien. Si sigue así puede tener un mejor recorrido que el mío.

¿Y a usted cómo le va en los estudios?

-Pues nunca se me ha dado muy bien, y eso que mi madre me insistía mucho. Hice un grado medio al llegar a Bilbao y luego empecé uno superior que tuve que dejar al empezar a entrenar a las mañanas.

A pesar de su ejemplo, es importante que le inculque a su hermano que los estudios son lo primero. Usted no creció en el Athletic y su hermano lleva ya varios años. Parece que en el caso de Nicholas tiene más facilidad para compaginar ambas cosas.

-A mí hermano le meten caña. Aquí en Lezama tienen aulas de estudio para que hagan los deberes después del colegio. Tienen muchas facilidades en ese sentido. Y sí, es distinto a cómo viví yo.

¿Qué consejos le da a su hermano?

-Sobre todo le digo que haga de esponja, que absorba los consejos que le dan cada día. Que retenga en la cabeza las correcciones del entrenador y que trabaje. Que trabaje mucho.

¿Él le ve como un referente en lo deportivo?

-Sí. Los hermanos pequeños siempre quieren superar a sus hermanos mayores y encima me tiene como un referente. Eso le servirá como motivación para estar un peldaño por encima de mí. Ojalá sea así.