Bilbao - La clasificación para la fase de grupos de la Champions certifica la solidez del proyecto Athletic, acredita la línea establecida por sus dirigentes en el ámbito deportivo. En realidad, la indiscutible superioridad exhibida sobre el Nápoles en el cómputo global del cruce viene a ser la prolongación de la impecable trayectoria descrita durante el año anterior, que culminó con la obtención de la cuarta plaza en Liga, la única de honor objetivamente accesible. No obstante, este último éxito que con tanto ardor celebraron las 50.000 almas reunidas en San Mamés se ha de enmarcar en un contexto cuyo origen está en el giro que preconiza el criterio de Josu Urrutia. Desde su entrada en Ibaigane la actual directiva estableció una línea nítida, distanciándose sin disimulos de la mentalidad y el estilo de juego establecidos en el mandato anterior. Los resultados ahí están.
Las elecciones de Marcelo Bielsa y Ernesto Valverde son dos aciertos plenos del presidente, dos apuestas que pese a las particularidades de cada uno de los técnicos han permitido que el equipo se distinga y sea reconocible por el buen trato que dispensa al balón y un marcadísimo inconformismo. El Athletic que alcanzó a disputar dos finales en un mismo año y el actual rezuman ambición y valentía. Precisamente por ello enganchan a los seguidores, pues se ha demostrado que es perfectamente posible competir al más alto nivel practicando un fútbol agradable y al mismo tiempo tremendamente intenso. El Nápoles es solo el último que lo ha sufrido en sus carnes, pero antes ya han probado el sabor de su medicina muchos otros conjuntos de campanillas: Barcelona, Manchester United, Real Madrid, Schalke 04, etc.
La fórmula rojiblanca funciona en lo cotidiano y cuando se afrontan empresas de altura. El desarrollo de la ronda recién librada sirve de ejemplo práctico. Una vez apeado el Nápoles se debería recordar que era uno de los rivales que nadie deseaba por múltiples motivos: experiencia, pegada, San Paolo, Benítez, amplitud de plantilla, número de internacionales... La sensación de superioridad que ha quedado tras la disputa de los 180 minutos pudiera inducir a engaño y no faltan quienes caen en la tentación de rebajar el valor del éxito cosechado. Así, no han faltado referencias a los errores defensivos que favorecieron la remontada, errores que sin duda existieron si bien no cabe obviar que en los mismos tuvo mucho que ver la decisión y la inteligencia de los jugadores del Athletic.
También en el origen del gol de Hamsik se produjo un fallo y es más que aceptable que los jueces turcos no estuviesen muy inspirados en el gol de Ibai al dar por buena la carrera de un Aduriz que se benefició de su antirreglamentaria posición inicial en dicho lance. No habría fútbol sin omisiones, indecisiones o despistes y de todo esto hay en abundancia gracias a que a menudo son situaciones que se fuerzan, como ocurrió en este caso. La soledad de Aduriz en el gol del empate es el fruto de una acción ensayada y ejecutada a la perfección. ¿Mérito del Athletic o demérito del Nápoles? ¿Con qué hay que quedarse? Se antoja más ecuánime depositar en el haber del Athletic esa jugada crucial en la suerte de la eliminatoria, sobre todo cuando sucede en un partido donde el Athletic carga con el peso, lleva la iniciativa, expone más y, en definitiva, plasma sus cualidades mientras el oponente apenas puede mostrar las suyas.
EL NORTE Dijo Valverde que la juerga del vestuario fue una monumental descarga de presión. Habló de una “tensión de meses”, todos los transcurridos desde que la cuarta posición estuvo amarrada, allá por primavera. Desde el 7 de julio la preparación ha estado diseñada para intentar meter el morro en la Champions, objetivo cumplido y no de cualquier manera por cierto. El Athletic no ha pedido permiso para codearse con los mejores, lo que ha hecho es derribar la puerta para estar presente en un sorteo que encima, desde la perspectiva deportiva, le ha sonreído. Pudiera afirmarse que la temporada empieza ahora, sabiendo ya el equipo dónde está.
Sin embargo, conviene no perder el norte. Conociendo al personal, especialmente a los responsables, tal posibilidad está descartada. La prioridad del Athletic sigue siendo la Liga, en segundo lugar se debe mencionar la Copa, en teoría más asequible para aspirar a un título, y la Champions queda por tanto en tercer lugar. El prestigio y los réditos económicos que procura el torneo continental son dos realidades que hay que disfrutar, pero mañana viene el Levante y hay que sumar los tres puntos porque sí y porque en Málaga se perdió.