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Capital de la cerveza

Con más de 160 litros de media por persona anuales, los checos son los mayores consumidores del mundo Los seguidores del Athletic que acudan a Praga podrán disfrutar de un sinfín de cervecerías

Capital de la cervezaO. Martínez

Un toque de nostalgia, edificios sacados de un cuento, recuerdos de una época de esplendor artístico y bohemio… Y mucha cerveza. Sí, Praga es el destino ideal para las parejas que buscan pasar unos días románticos, o los que planean una escapada para visitar monumentos y descubrir rincones de postal, pero la capital de la República checa también es uno de los referentes para los amantes del zumo de cebada. Aunque la mayoría de los mortales piensa que Alemania, y más concretamente Múnich, donde ahora se celebra la multitudinaria Oktoberfest, es la cuna de esta bebida, la ciudad que albergará mañana el próximo compromiso europeo del Athletic es el paraíso de los aficionados a las birras. La cerveza es la bebida nacional.

Tras un breve paseo por la ciudad dorada nada más aterrizar, el sol empieza a caer y la bajada de la temperatura invita a los viandantes a cobijarse en alguna de las decenas de cervecerías que afloran por el lugar. Fuera, hordas de turistas se mueven sin rumbo fijo por los alrededores del Ayuntamiento, con su famoso reloj astronómico, y de la deslumbrante Iglesia Teyn. Los aficionados rojiblancos que aprovechen su estancia en Praga para degustar los diferentes tipos de rubias y negras que producen de forma artesanal más de veinte establecimientos de la capital, se encontrarán que dentro de los bares hay muchos autóctonos consumiendo su dosis diaria. De hecho, los checos, con más de 160 litros al año de media per capita, tienen el dudoso galardón de ser los mayores consumidores de cerveza del mundo. Un ranking en el que alemanes y rumanos ocupan la segunda y tercera plaza del podio, respectivamente.

La pivo (así se llama en checo) forma parte de la cultura de esta república, y mucho antes de que cayera inmersa en el telón de acero su consumo era ya una religión. Su precio -una jarra de medio litro, al cambio con las coronas checas, no supera los dos euros- no es un impedimento para aflojar la cartera. Y más cuando visitas la cervecería U Fleku, lugar que lleva sirviendo cerveza desde 1499. Aparece en todas las guías turísticas y, aunque su vertiente comercial le ha quitado parte del encanto que tienen sus largas mesas de madera y el atuendo de los camareros, lo importante es que la materia prima es de calidad. Atentos al cliente, los empleados no dejan que la jarras estén vacías, y están ojo avizor para ofrecerte otra para calmar la sed.

Eso sí, la cuenta sube un poco más por eso de la fama. Se recomienda buscar cervecerías menos bulliciosos, el precio es mucho más asequible.

Para que la cerveza pase mejor (la checa suele ser suave), lo normal en Praga es pedir un plato de pretzel, pan salado en forma de lazo; utopenec, la típica salchicha acompañada con mucha cebolla que también se ofrece en los puestos callejeros de la parte vieja; o el nakladami hermelin, un queso con especies y con un toque picante. Y cuidado con dejar la pivo por los chupitos que ofrecen los camareros, hacen subir el precio de la ronda de forma considerable.

Hasta en el fútbol Como muestra del arraigo que tiene esta bebida en la República checa, basta con decir que el campeonato de fútbol del país -en la que el Sparta de Praga no ha arrancado la presente temporada todo lo bien que se le supone- se llama Liga Gambrinus. Además de ser el nombre del patrón no oficial de la cerveza, la reconocida marca patrocina la competición.

Merece la pena ver con qué mimo sirven los camareros las pivos. Desde que cogen la jarra hasta que la depositan sobre la barra para ser consumida, cumplen a pie juntillas toda la parafernalia que rodea a la cerveza. De hecho, la República Checa cuenta con escuelas de hostelerías dedicadas exclusivamente a la formación de los mejores tiradores.

La cerveza está de moda en este país. Y muchos le intentan sacar toda la rentabilidad posible. Ya no solo la exportan o es un reclamo para los turistas que no son abstemios, sino que la última novedad que tiene que ver con esta bebida alcohólica es su vertiente terapéutica. Sí, ya no solo es bueno para el organismo beber un vaso al día de cerveza (¿o era de vino?), sino que un balneario del norte del país ha empezado a comercializar baños con una mezcla de cerveza y hierbas medicinales que, según indican desde el centro que los da, deja la piel muy suave gracias a la vitamina B que tiene el lúpulo de la cebada. Al margen de estas anécdotas, lo que a todos los aficionados rojiblancos les gustaría es poder brindar mañana por la noche para celebrar la primera victoria del Athletic en la fase de grupos de la Europa League.