EN Gelsenkirchen, una eliminatoria atrás, el Veltins Arena idolatraba a Raúl con un estribillo altamente decibélico: ¡Señor Raúl! gritaba a coro la grada a cada gol del madrileño, que convirtió dos al Athletic aquella noche. En la del pasado jueves en el José Alvalade, volcado el Sporting de Portugal sobre Iraizoz, con los colmillos penetrando en la yugular del Athletic, vampirazado por Diego Capel, que hizo diana, un locutor luso, extasiado, enloquecido, eufórico gritó sin descanso en medio de la dicha: "¡Torero Capel, torero Capel!". Así hasta el infinito.
Aunque no fue el cántico unísono que tronó en Alemania, el paralelismo entre la huella de Raúl en el Schalke -el equipo retirará la camiseta del jugador una vez anunciado su adiós del fútbol europeo-, y el impulso adquirido por Diego Capel, elevado a categoría de héroe por la prensa portuguesa, se funden en ambas trayectorias, que se comunican por el beneficio obtenido por la mudanza. Si el vuelo de Raúl se mantuvo desde su salida del Real Madrid al calor del nido germano, el de Diego Capel ha recuperado el aleteo que languidecía en sus últimos cursos en Sevilla, su club de siempre, en Lisboa.
Tres millones y medio de euros después, con las lágrimas trazándole el camino hacia la capital portuguesa, el extremo que nació en Albox (Almería, 16 de febrero de 1988) y pasó por La Masía con 12 años -depresivo, no soportó estar lejos de los suyos- tuvo que regresar a casa, a Olula del Río y el Deportivo Oriente, antes de recalar en el Sevilla, donde debutó bajo el manto protector de Joaquín Caparrós. Degustada la época dorada del club hispalense y tras descollar en las categorías inferiores de la selección española -debutó con la absoluta en 2008 ante Dinamarca- Diego Capel, conocido en el vestuario como El duque o Larry, fue perdiendo peso e impacto en el juego y tomó la puerta de salida.
Se le abrió la ventana del Sporting de Portugal, donde se ha convertido en un habitual para Ricardo Sá Pinto, que le ha confiado la banda izquierda, aunque su radio de acción alcanza posiciones más centradas del ataque. El desborde, el regate y la velocidad son las principales virtudes de Diego Capel, que nunca ha destacado por sus dotes goleadoras, aunque ejecutara al Athletic el pasado jueves. De hecho, en su hoja de servicios apenas existe rastro de su eficacia en el área. Desde su aterrizaje en el Sporting ha perforado la portería rival en 7 ocasiones en los 46 partidos que ha disputado en todas las competiciones, (1 tanto en 12 de la Europa League) mientras que durante su periplo sevillista, (entre 2004 y 2011) logró 10 goles en 139 encuentros.