SU padre, Santiago, ejercía de director de una fábrica de boinas mientras él, Luis Bergareche Maruri (Balmaseda, 16-V-1910; Bilbao, 9-IX-1994), hacía trampas para que le incluyeran, con 12 años, en un campeonato juvenil. Alternaba su pasión por el fútbol con la pala -fue finalista estatal en pala corta- y, tras fichar por el Deusto, erigiéndose en el jugador más joven del Estado en debutar en la Serie A con 14 años -Samitier y Zamora lo hicieron con 15-, empezaron a salirle novias. Era un extremo de raza que tenía como equipo predilecto el Arenas, todo un grande por entonces, pero el deber de cuidar de once hermanos con un horizonte laboral nada halagüeño le obligó a marcharse a Estados Unidos para trabajar en la Firestone. No en vano, había estudiado profesorado mercantil. Hasta que ya allí recibió un telegrama del Athletic.

El 6 de enero de 1929 debutó como león en Castellón en cuartos de final de la Copa, relevando a un enfermo Goyenechea, y contribuyó en el 2-2 con un gol. En semifinales, el Real Madrid frenó a los vizcainos en San Mamés en el célebre partido de las ranas, pero la gloria personal estaba por llegar. El 10 de febrero daba inicio el primer campeonato de Liga en el campo de Atocha y Bergareche ayudó a los dirigidos desde el banquillo por Máximo Royo a arañar un empate tras el gol donostiarra de Paco Bienzobas. Las crónicas de la época no se pusieron de acuerdo en la autoría del tanto pero el desarrollo de la acción no ofreció discusión. Disparo al travesaño y cabezazo a la red. Según el ahora diario centenario Mundo Deportivo fue Victorio Unamuno el encargado de marcar; La Vanguardia sí que atribuyó la diana a Bergareche; y Abc no se atrevió a poner nombre al titular del gol. Así relató la jugada: "Ataque con centro de Lafuente, dando lugar a una pequeña mêlée. Sale el portero y la puerta queda sola. Acuden varios jugadores al remate y al fin se ve una cabeza que lanza la pelota al marco, logrando el empate, pese al claro offside que el árbitro no quiere ver. El público protestó".

Del "Botxo" a otra galaxia

Fue llegar, triunfar y marcharse. La actividad laboral truncó de nuevo su trayectoria con el Athletic, reducida en Liga a aquel encuentro, ya que tuvo que irse a Madrid para ayudar a su padre en un negocio recién abierto. Nada más bajarse del tren le esperaron representantes de Real Madrid y Atlético, decantándose por el primero, siguiendo los pasos de su amigo Ochandiano: ficha profesional, con 6.000 pesetas anuales, 500 de mensualidad, 30 duros por ganar fuera y 20 en casa. Un manjar al que le fue imposible negarse dado que su asignación laboral era de 350 pesetas al mes y pagaba siete pesetas diarias de pensión. Ya de blanco, lo primero que hizo fue encargar a Estados Unidos una Harley de más de 4.000 pesetas. Para colmo, en su estreno merengue ganó 2-4 en el Metropolitano con un par de tantos. Pero con 23 años, y la imposibilidad de combinar entrenamientos y obligaciones, colgó las botas por orden paterna.

De regreso al Botxo en 1934, jugó en el Getxo y en el Indautxu, club que fundó con Jaime Olaso y donde fue vicepresidente y jugador. Tampoco abandonó su afición al ciclismo pese a que con 17 años una caída le tuvo tres días en coma. Además, durante un cuarto de siglo ejerció de director general de la Vuelta a España, amén de su vocación familiar periodística. Para entonces ya había estampado una página imborrable para el fútbol. Como león y en Atocha.

REAL SOCIEDAD: Izaguirre, Ilundain, Galdos, Amadeo, Marculeta, Trino, Kiriki, Mariscal, Cholín, Paco Bienzobas y Yurrita.

ATHLETIC: Blasco, Larrakoetxea, Juanín, Garizurieta, Legarreta, Roberto, Lafuente, Bergareche, Unamuno I, Calero y Graciano.

Goles: 1-0: Min, 30; Paco Bienzobas. 1-1: Min. 43; Bergareche.

Árbitro: Pelayo Serrano de la Mata.

Incidencias: Atocha. Domingo, 10 de febrero de 1929. Gran entrada para presenciar el partido de la primera jornada del campeonato de Liga de 1928-29, la primera de toda la historia.