El monologuista, actor, guionista y escritor bilbaino, Txemi Parra, tenía 12 años en 1984. Ha creado y coprotagoniza una comedia que permite regresar al Bilbao de esa fecha, el de la primera Gabarra, y que permanecerá en Euskalduna Bilbao hasta el próximo 8 de septiembre. Cuenta con la acreditada vis cómica de Gora Aguinagalde, la dirección de Gurutze Beitia y la producción de Cid FCA. En octubre, Parra presenta nueva novela y ya habrá dejado de residir en Bruselas para avencindarse en Milán. Ahí lo tendrá más complicado para practicar su hobby preferido, el surf.

¿Qué es Un asunto de Txapelas?

Es una comedia. Su primera vocación es entretener. Pero recreamos el año 1984 y su época. Es como volver al 84. Contamos cómo era la sociedad en Bilbao en esos años. Hay una relación entre dos amigos del colegio. A uno de ellos le ha ido aparentemente muy bien y el otro no tan bien. El segundo va a pedir trabajo al primero justo en los días de la final del Athletic contra el Barça, la final aquella de Maradona. Y ese es el contexto, una empresa de txapelas.

¿Por qué una empresa de txapelas?

Buscaba algo que tuviese que ver con Bilbao, algo también estuviera relacionado con la final de Copa, que es muy importante en la obra. Y me vino la imagen directamente: ¿Qué hay más bilbaino que una txapela?. Es un buen recurso para contar algo muy local, muy de Bilbao, y que nos venía muy bien.

¿Recuerda algo de aquella final del 84?

Me acuerdo de la final. Pero, sobre todo, recuerdo lo de la gabarra. Yo estudiaba en Escolapios y nos dieron fiesta. Fuimos a clase por la mañana, creo, y luego nos dieron fiesta para que fuésemos toda la clase al Ayuntamiento a recibir a la gabarra, que fue una cosa espectacular.

Un asunto de txapelas’ ¿Es humor bilbaino?

No sabría decirte si es humor bilbaino. Lo que está claro es que los personajes son muy bilbaínos. Uno, el jatorra, el extrovertido, muy echado para adelante. Y el otro no tanto, pero que, aún así, es un tío que tiene su orgullo. Y hay muchas referencias a Bilbao.

Gorka Aguinagalde supone un seguro para la comedia.

Gorka tiene gran vis cómica. Nos hemos reído mucho durante los ensayos. Porque él no para, es un torbellino. Todo ha contribuido a que el trabajo haya sido muy fácil. Lo hemos pasado muy bien preparando la función. Gorka tiene mucha comedia de serie, está 24 horas con la risa.

Y se conocen bien.

Hemos trabajado mucho juntos: monólogos, televisión, teatro... Existe amistad, respeto, admiración y que nos reímos mucho. Y luego, los personajes nos van. Yo soy más alto que él, soy el director de la empresa al que supuestamente le va todo muy bien y él es el pobre hombre. Luego resulta que van a cambiar las cosas. Hasta físicamente funciona muy bien.

Además de risas ¿Qué ofrece ‘Un asunto de txapelas’?

Nostalgia. Tiene mucho de nostalgia. La gente que vivimos en los 80 encontrará un montón de referencias a Bilbao, a restaurantes, anuncios, a la plantilla del Athletic. Hay mucho humor nostálgico. Y sabemos lo que sucederá en el futuro, eso ayuda.

¿Tiene previsto salir en Aste Nagusia?

No, no voy a salir. No, no, no. De hecho, tenemos una comida de cuadrilla de Escolapios el jueves. Me apunté y estoy pensando que me voy a borrar. Las comidas estas, ya se sabe, se van para arriba, se van para arriba… y yo tengo que trabajar en la obra. Así que me borraré y, después de la función, si andan por ahí, me engancho un poquito.

¿Cuál es su próximo proyecto tras ‘Un asunto de txapelas’?

Lo más inmediato, el 10 de octubre, es el lanzamiento de mi nueva novela, ‘Solo queda silencio’. Estoy muy contento. Se trata de un thriller como el anterior, ‘El eco de las sombras’. Esta vez se desarrolla en el Pirineo de Aragonés y en Euskadi.

¿Cómo se pasa de la comedia al thriller?

Son formatos distintos y géneros diferentes. Me suelo sentir muy cómodo dentro de los géneros. Además, soy muy lector de novela negra y de thriller, me gusta mucho. Antes, además de comedias, he escrito para televisión series que tenía que ver con el thriller, como El Internado. Dicen los americanos – Parra ha residido varios años en Nueva York- que solo te cambias el sombrero y te pones otro. No me cuesta.

¿Hay diferencias entre el teatro y la novela?

Claro. Al escribir trabajas por la mañana con tu café, con tus horarios, pero a la vez es muy solitario. En cambio, el proceso de una obra, con sus ensayos, es muy agradable. Y, después, tienes que enfrentarte al público. En el caso de ‘Un asunto de txapelas’, he escrito el texto, pero desde que empezamos a ensayar, pertenece a la directora, Gurutze Beitia, que sabe muy bien lo que quiere. Ella está segura de que será un éxito.