Aunque muchos piensen que el concepto de jóvenes taurinos se asemeja más a un oxímoron, quienes se identifican con esta descripción son un ejemplo de que no hay contradicción entre ser joven y aficionado a la tauromaquia. La asociación de Jóvenes Taurinos de Bilbao se creó en 2018 para impulsar el interés por la lidia ante unos tendidos que en las últimas ferias lucían cada vez más asientos vacíos. Y están convencidos de que sus esfuerzos están surtiendo efecto al margen de los prejuicios contra los que consideran que se enfrentan. “¿Que los toros son de fachas? Son de quien le guste. Es como decir que el fútbol es de canis”, asevera Josu Pérez de Echevarría, durangarra de 25 años miembro de la asociación, quien corrobora que el ruedo recibe cada día asistentes de todas las ideologías políticas.

Son las 11.30 horas y bajo un sol abrasador, Manuel Escribano ofrece una clase magistral ante una veintena de jóvenes en Vista Alegre. “Aunque no está consagrado como figura, es un torerazo”, afirma Sergio Gómez, presidente de la asociación, tras esta exhibición de toreo de salón. “La gente joven está volviendo pero solo van a ver carteles de figuras. Tienen que comprender que hay más toreros que Roca Rey, El Juli, Manzanares...”, añade el cabeza visible de la asociación, que considera que Escribano dará la campanada en la corrida que protagonizará hoy. “Para mí es el tapado del cartel”, afirma este joven bilbaino que parece saber de lo que habla.

Sergio Gómez, de 23 años, heredó la afición a la tauromaquia de su abuelo, que era de un pueblo cacereño. “Cuando me enteré de que había corridas en Bilbao, le dije a mi padre que quería ir. Me dijo que si no me gustaba, nos podíamos marchar, pero cuando acabó, le pregunté: ¿Podemos volver mañana?”, explica sobre su primera vez en el coso bilbaino. A su lado, Guillermo Garate y Hugo Pinto, otros dos jóvenes de la asociación que cuenta con más de 60 miembros, revelan que su afición se inició en los pueblos donde veranean, en Rueda (Valladolid) y Coria (Cáceres), respectivamente. “Vi mi primera corrida de Roca Rey con 16 años, hace dos, y me encantó”, indica Guillermo. Mientras hablan, una joven se acerca. “¿Y a ti que es lo que más te gusta de la tauromaquia, Mariana? ¿Aparte de Aguado?”, le preguntan con guasa. “La educación, los valores que transmite, el saber estar. La vida que lleva el torero para entregarse al toro”, responde ella con seriedad.

Campaña de publicidad

El impulso para que los jóvenes se acerquen al coso se percibe no solo en la importante campaña de publicidad que se ha realizado este año, sino en la reducción de precios para aficionados menores de 26 años. Sin embargo, al margen del ahínco de la empresa organizadora de las corridas generales, desde la asociación, que es una sección del Excelentísimo Club Taurino de Bilbao, afean que este año la feria taurina haya quedado fuera del programa municipal de fiestas, así como que la Banda Municipal de Bilbao no vaya a tocar en el coso. “Si queremos que siga habiendo gente joven, lo primero es que los que mandan no lo censuren. Esto es cultura hasta que se demuestre lo contrario”, considera Sergio. En esa línea, ante el creciente rechazo a la tauromaquia por una gran parte de la sociedad, sensibilizada con los derechos de los animales, responden al unísono que se han sentido increpados en más de una ocasión. “Hay quien te llama asesino, tarado, facha, demente o, incluso, hijo de puta...”, expone Sergio Gómez, quien a pesar de todo considera que no deben acomodarse en la típica frase: el que no quiera toros, que no vaya. “Tenemos que animar a la gente a que vaya. Sin comprobarlo, no se puede juzgar nada”, apostilla. En esa línea, Josu Pérez de Echevarría cuenta cómo el año pasado llevó a un amigo al que no le gustaban los toros a Las Ventas y le dijo que el año siguiente, volvería.

Según los miembros de la asociación, en la que más de uno porta una pulsera rojigualda, hay muchos jóvenes que no van a los toros porque tienen miedo a que se les tilde de lo que no son. No obstante, cuando se les cuestiona sobre si hay personas de alguna inclinación política más proclives que otras a asistir a las corridas, no se ponen de acuerdo. “Hay cierta tendencia que es innegable, pero una cosa no quita la otra”, afirma Guillermo. “No estoy de acuerdo. En la plaza entre la gente joven puedes ver personas con camisetas antifa. Aquí me encuentro con gente de Durango de todos los partidos: del PNV, de Bildu... Jon Idigoras fue novillero, por ejemplo. Es cuestión de gustos”, defiende. “La tauromaquia no entiende de derechas ni de izquierdas”, resume Sergio.

En cuanto a los argumentos animalistas para repudiar la tauromaquia, Josu Pérez de Echeverría asevera que se tergiversa mucho. “Que hay sangre y muerte es innegable, pero no es tan sumamente sádico como pintan. Se trata al animal con un respeto que en pocos sitios puede haber. El sufrimiento y el esfuerzo del toro es evidente y no se puede negar. Pero el toro es bravo precisamente porque es capaz de aguantarlo”. A modo de defensa, de hecho, expresan que no les gusta cuando el toro es “mal” matado. “Hay que picarlo bien. De hecho hay sanciones si no es así”, añade Sergio Gómez. Y Josu pone un ejemplo de un caso reciente: “Ayer –por el martes– el quinto de Juan Leal fue horrible. Ahí lo pasas mal”.

¿No sienten que haya una mayoría contraria a la feria? “Seguramente hay más gente que es indiferente que contraria. No hay que imponerse en detrimento de la libertad de un grupo de personas, sobre todo si es un grupo grande”, argumenta el durangarra de 25 años, quien asevera que los últimos días han sido “engañosos” ya que si se hubiera trasladado el cartel de hoy –cuando torean Morante de la Puebla, Manuel Escribano y Roca Rey– al primer sábado, para abrir la feria, “la cosa hubiera cambiado y la opinión pública, también”. En ese sentido considera que hay que explicar que los toros son como el fútbol. “En una novillada no hay nadie, es como un partido de fútbol sub-17. Y luego hay carteles y carteles; un Levante-Cádiz siempre va a tener menos interés que un Madrid-Barça”, explica.

Evento social

Para la asociación de Jóvenes Taurinos de Bilbao, Aste Nagusia es “el epicentro”. Tienen varias actividades organizadas a lo largo de las nueve jornadas de fiestas. “Tomamos algo en el ambigú del tendido uno, quedamos para comer... y siempre mantenemos la tradición de bajar al Ercilla y sacarnos fotos con los toreros”, explica el presidente de la asociación, quien reconoce que también van a txosnas, entre las que citan las que se sitúan en las inmediaciones de Albia o Gogorregi. ¿Y se liga yendo a ver los toros? “Yo estoy capado”, se apresura a decir Josu. “Yo también”, afirma Sergio. “Entre toro y toro, suele haber miraditas”, concede Guillermo. Los miembros de la asociación exponen que cada vez ven más mujeres aficionadas y concretan que mantienen la tradición de “ir bien vestidas a ver los toros”. ¿Y los hombres? “También, hay quienes no ven con buenos ojos ir en pantalón corto”.