Y mientras Gatibu reventaban Abandoibarra, los también vizcainos Belako siguieron haciendo de las suyas –tocar ¿gratis? en escenarios pequeños para divertirse y, de paso, mover sus canciones nuevas antes de la gira– en Aste Nagusia. Tras su bolo en La Blanca, repitieron en txosnas en Bilbao, en este caso en Kaskagorri, donde ofrecieron un concierto de sonido y filosofía punk donde alternaron inéditos y clásicos.

El cuarteto, el más internacional de los actuales grupos vascos del espectro alternativo, volvió a sus orígenes, aunque ante miles de fans, con un bolo de aficionado, con sus cuatro miembros acogotados en un escenario mínimo, con apenas cuatro luces y con un sonido rugoso pero efectivo y físico, con grano. Bajo el lema Batu gazte olatua y la imagen de Asterix en una barca y portando una ikurriña, la banda ofreció unos 45 minutos de explosión punkarra entre reivindicaciones festivas, libertarias y feministas con andanadas críticas al Ayuntamiento incluidas.

Y lo hicieron estrenando temas que incluirá su próximo disco, Sigo regando, caso del punkarra Sangre total, el saltarín White Lies, el onírico Orein orain o el inédito y nervioso Tangerine. Todos intercalados en clásicos de las Belako, del magnético Tie Me Up al afterpunkie Zaldi baltza o el más cercano The Craft, con cuya letra –“nuestro es el poder, este es el momento, esta es la hora”– dejaron claro que lo tienen claro y que el futuro es suyo.