A pandemia de coronavirus supone una conmoción de proporciones históricas para las economías mundial y de la UE, con gravísimas consecuencias sociales y económicas. La actividad económica en Europa sufrió una grave perturbación en el primer semestre del año y repuntó fuertemente en el tercer trimestre a medida que se iba produciendo el desconfinamiento. Sin embargo, el rebrote de la pandemia en las últimas semanas está provocando perturbaciones al paso que están obligando de nuevo a las autoridades nacionales a introducir nuevas medidas de salud pública para limitar su propagación. La situación epidemiológica implica que las proyecciones de crecimiento durante el período de previsión están sujetas a un nivel de incertidumbre y riesgos extremadamente elevados. En una palabra: de nuevo tratar de optar entre salud y economía se hace imposible y como en primavera la actividad económica se rinde ante la evidencia de la expansión de la enfermedad. Así las cosas, 2021 pinta muy mal, aunque una vez más el comportamiento de las economías es muy heterogéneo en los Estados miembro de la UE.

Las previsiones económicas del otoño de 2020 apuntan a que la economía de la zona del euro se contraerá un 7,8 % en 2020, para crecer el 4,1 % en 2021 y el 3 % en 2022. Esto significa que no se prevé que la producción tanto en la zona del euro como en la UE recupere su nivel anterior a la pandemia en 2022. El impacto económico de la pandemia ha sido muy diferente en toda la UE y lo mismo ocurre con las futuras perspectivas de recuperación. Esto refleja la propagación del virus, el rigor de las medidas de salud pública adoptadas para contenerlo, la composición sectorial de las economías nacionales y el vigor de las respuestas políticas nacionales. Sin embargo, a fecha de hoy aún el aumento del desempleo fue moderado en comparación con la caída de la actividad económica, pero eso sí, la pérdida de puestos de trabajo y el aumento del desempleo han supuesto graves problemas para la subsistencia de muchos europeos. El alcance sin precedentes de las medidas adoptadas, en particular a través de los regímenes de reducción del tiempo de trabajo, ha permitido que el aumento de la tasa de desempleo siga siendo moderado en comparación con la caída de la actividad económica. De acuerdo con las previsiones, la tasa de desempleo en la zona del euro aumentará del 7,5 % en 2019 al 8,3 % en 2020 y al 9,4 % en 2021, antes de bajar al 8,9 % en 2022.

Se prevé que los déficits públicos sean muy importantes este año en toda la UE por el aumento del gasto social y la disminución de los ingresos fiscales, tanto por las medidas políticas excepcionales destinadas a apoyar la economía como por el efecto de los estabilizadores automáticos. Según las previsiones, el déficit público agregado de la zona del euro pasará del 0,6 % del PIB en 2019 a cerca del 8,8 % en 2020, antes de disminuir al 6,4 % en 2021 y al 4,7 % en 2022. Esto refleja la reducción gradual prevista de las medidas de ayuda de emergencia a lo largo de 2021 a medida que mejore la situación económica. Como reflejo del agudo repunte de los déficits, las previsiones indican que la ratio deuda/PIB agregada de la zona del euro aumentará del 85,9 % del PIB en 2019 al 101,7 % en 2020, al 102,3 % en 2021 y al 102,6 % en 2022. Es evidente, que el peso de la recuperación recae sobre políticas de inversión y endeudamiento público, lo que supone una enorme trascendencia a la hora de la toma de decisiones en los capítulos a que se destina dicho gasto.

España lidera el desplome económico fruto de la pandemia con un descenso del 12,4%. Le siguen Italia (9,9%); Croacia (9,6%) y Francia (9,4%). Entre las que mejor resisten los embates del covid-19 se encuentran Irlanda, con una caída del PIB de 2,3%; Suecia (3,4%) y Polonia (3,6%). La pandemia ha tenido un impacto muy diferencia en las diferentes capitales y, en consecuencia, también disruptiva es la recuperación. La principal economía de la zona euro, la alemana, registrará una caída del 5,6% este año y una recuperación del 3,5% en 2021. En todo caso, parece evidente que la recuperación económica va a seguir ligada de manera proporcional a la tregua que nos conceda la pandemia. Es la segunda ola la que ha puesto en jaque a las economías europeas, por tanto, es evidente que no se puede disociar la economía y salud: solo si controlamos la expansión del covid-19 podremos garantizar la recuperación de la actividad económica en niveles anteriores al inicio de la epidemia.