París - El enorme poder que atesora el presidente francés, Emmanuel Macron, se enfrenta dentro de una semana a una prueba significativa en las elecciones municipales, que amenazan con dejar a sus candidatos en la oposición en las principales ciudades del país. Que el voto local tiene claves muy diferentes al nacional es algo que el macronismo sabe desde hace mucho. Y tanto como lo sabe, le preocupa, por lo que intensificó su campaña electoral.

La falta de implantación territorial del partido La República En Marcha fue desde el comienzo de la aventura en solitario de Macron un fantasma contra el que luchó, pero la campaña evidenció sus dificultades para encontrar candidatos fiables en las ciudades. Aunque las encuestas coinciden en que la mayoría de los votantes no acudirá a las urnas pensando en el Palacio del Elíseo sino en los problemas particulares de sus municipios, la erosión de la popularidad de Macron no contribuye a generar entusiasmo entre sus bases. El presidente tuvo incluso que reclutar a candidatos entre las filas de su propio Gobierno, en lo que es un peligroso juego de doble filo.