Los hay que fueron en busca de “reputación”, otros para “crecer profesionalmente”, “aprender cosas nuevas” o simplemente porque les “surgió la oportunidad” y no la pudieron rechazar, pero todos sienten esa “morriña” que les hace vislumbrar un futuro regreso a Euskadi. Son investigadores con currículums que dejarían con la boca abierta a cualquiera y alguno lleva más de 30 años trabajando en EE.UU.
Grupo Noticias ha podido estar con varios de ellos, tras asistir en Nueva York a una reunión informativa en la que Ikerbasque, la Fundación vasca para la Ciencia, intenta explicar a estos investigadores vascos las salidas laborales en investigación científica que ofrece Euskadi.
Estamos citados en Manhattan. Allí se encuentra la delegación vasca en EEUU y Canadá, encabezada por Conchi Aranguren Laflin. Le acompañan el viceconsejero del Ciencia e Innovación del Gobierno Vasco, Adolfo Morais; y el gerente de Ikerbasque, Miguel Ángel Arocena. El Gobierno Vasco tiene detectados e identificados alrededor de 80 investigadores vascos trabajando en EE.UU. Ocho han acudido presencialmente a la cita, aunque el más veterano de ellos prefiere mantenerse en el anonimato. Otros participarán en una webinar que tiene lugar unos días más tarde. Las dudas y las ganas de regresar se entremezclan en este encuentro.
Viróloga en el Mount Sinai
Garazi Peña es donostiarra y viróloga. No ha cumplido todavía los 32 años, pero reconoce que ya lleva “muchos fuera de casa”, después de siete en Copenhague, donde hizo el doctorado investigando en el desarrollo de vacunas. Hace el posdoctorado en el prestigioso hospital Mount Sinai de Nueva York, donde ahora investiga en la creación de anticuerpos para la Influenza (gripe aviar) y su variante N5H1.
Reconoce que añora a su familia y sus amigos, que le encanta el euskera, la cultura vasca, su montaña, el mar, y también la cultura. Se sentiría “feliz en Getaria”, donde no descarta tener familia, pero recela de un regreso en falso. Es la que más preguntas realiza durante la exposición sobre las posibilidades que Ikerbasque ofrece a investigadores de todas las áreas científicas para volver a Euskadi.
“Volver a casa es una aspiración, pero me gusta mucho lo que hago y creo que es un privilegio hacer algo que te guste; y ahora mismo, me siento con ganas y energía y no me gustaría volver a casa y que me corten las alas”, asegura esta joven, que pregunta directamente al viceconsejero Adolfo Morais por las políticas One Health en Euskadi y su futuro. Es lo que le gusta. Y en Euskadi sueña con crear su propia start-up.
Las políticas de Trump y sus anuncios, que han generado “incertidumbre” en investigadores foráneos en EEUU, no le inquietan en exceso. “En ciencia hay mucha gente internacional y creo que está contenta. Trump está pisando muy fuerte, pero no sabemos hasta qué punto va a llegar. No sabemos qué estrategia hay detrás, porque muchas cosas de las que dice no podrán llevarlas a cabo”.
“Siempre” pensando en volver
Aitziber Buque es de las que más claro tiene que quiere volver. Tiene 45 años y viajó a EE.UU. por una oportunidad que le surgió a su entonces pareja. Estudió Bioquímica en la UPV-EHU hizo un Máster en Madrid, regreso a Biocruces para realizar el doctorado y ahora cuenta en Filadelfia con una laboratorio en el que están estudiando el cáncer de mama y la radioterapia. Cuenta con un equipo de tres personas a su cargo, entre las que va a incorporar a una joven de Mutriku. Una belga y un marroquí completan el equipo de Buque, que no se esconde: “Yo siempre he tenido en mente volver”.
Dice que tuvo morriña desde el día uno y que ha “aprendido un montón de cosas, pero ahora me gustaría llevar allí lo que he aprendido y seguir aprendiendo allí, donde la familia y los amigos es lo que más echo de menos”.
Asegura que Euskadi siempre ha sido y sigue siendo un lugar prometedor para los y las científicas, que tiene “un punto muy competitivo a nivel europeo de investigación” y admite que “para mí, sería el súmum ir allí y tener mi propio equipo en Euskadi. Sería perfecto”.
Buque no oculta que con la situación política actual “se nos ha complicado un poquito más la cosa” en EE.UU. porque la “competencia es mucho mayor” y se están “cerrando puertas” a una generación de nuevos investigadores. “Una situación que alimenta las ganas de volver. Yo, como soy de Barakaldo, siempre pienso en volver a Bilbao”, asegura.
Salarios
Tras la charla, se siente optimista sobre la posibilidad de volver como científica a Euskadi en el universo Ikerbasque, que califica como “una luz al final del túnel” y espera “poder conseguir que se haga realidad”. Admite que a nivel salarial y de recursos para la investigación, “no se puede comparar con EE.UU., pero reconoce que donde hay pros hay contras, y viceversa.
Nagore Sabio es “una científica que ahora trabaja en la industria”. Está en la multinacional Black Rock. Vivió en Londres y lleva unos ocho años en EE.UU., donde tiene la doble nacionalidad. “Me he planteado volver, pero no tengo ni idea de qué puestos podría haber en colaboración de industria con Universidad, transferencia de tecnología”, señala.
Pello Aspuru (Santurtzi), doctor en Economía y el más joven de todos, no se manifiesta claramente aún, pero escucha atento. Reconoce que en Economía, la Costa Este de EEUU es el epicentro mundial y se le ven las ganas de aprender y crecer. Trabaja en “temas de regulación del mercado eléctrico americano”. Está con un posdoctorado que culmina en septiembre, fecha en la que irá a la Universidad de Viena como profesor investigador durante seis años, “en principio”.
Itziar Etxeandia, de Amorebieta, estudió en la UPV-EHU y es doctora en Farmacia. Trabajó antes en Canadá y reconoce que ya se presentó a la convocatoria de Ikerbasque en 2017 para trabajar en Biodonostia (Biogipuzkoa hoy). Su ámbito investigador “no era prioridad entonces” en Euskadi y terminó en Filadelfia, donde “ahora estoy mirando para volver”.
Iñigo Sistiaga también es vizcaino. De Algorta. Estudió Medicina en la UPV-EHU y ahora es neurocirujano en el hospital de Northwell, “que tiene muchos centros en Nueva York, el principal en Long Island”. Combina “neurocirugía” de bisturí “con investigación”.
En su caso, no tiene reparos en afirmar que está en EE.UU. “porque es donde están los mejores del mundo y quiero aprender de ellos”. Es, admite, una cuestión de “reputación” profesional, pero no oculta que “en un futuro me gustaría volver y ser capaz de compaginar la ciencia con la parte clínica y luego la parte de desarrollo de neurotecnología y tratamiento de tumores cerebrales”.
En su análisis, Sistiaga reconoce que en Euskadi, a nivel de científicio-investigador, “en muchas cosas no tenemos nada que envidiar, pero hay otras cosas que hacen mejor aquí. Por ejemplo, hay mucho marketing, hacen una y cuentan diez, pero luego, a nivel de recursos, es otro nivel”, indica.
402 investigadores Ikerbasque
Arocena explicó que Ikerbasque cuenta con 402 investigadores que participan en más de 1.300 proyectos investigadores y generan dos euros de ingresos por cada uno de inversión de Ikerbasque. Son 47 millones de euros de retornos y 22 invertidos, con un excedente que se reinvierte íntegramente en forma de personal investigador y equipamiento.
El gerente de Ikerbasque, Miguel Ángel Arocena, aclaró a los investigadores que en Euskadi hay sitio para “todas las áreas del conocimiento” y en diferentes fórmulas. “Nuestra misión es atraer, retener y repatriar talento a Euskadi en cualquier área del conocimiento”, dijo Arocena.