El rostro de un aficionado puede saltar de la grada del campo de fútbol a la web de un periódico o una tele en un santiamén. “Tú entras en San Mamés y hay una cámara de una cadena emitiendo el partido y, a título informativo, hace un barrido y te graba. Lo mismo que si hace sol y la gente está en Sopelana. Te sacan paseando por la playa y no pasa absolutamente nada porque lo vemos constantemente todos los días. Esas situaciones están vinculadas al derecho a la información”, explica el presidente de la Autoridad Vasca de Protección de Datos, Unai Aberasturi.