Los datos muestran una estabilización de la transmisión del VIH.

—Mirando los datos de los últimos diez años se observa que las infecciones por VIH, cinco arriba o cinco abajo, son las mismas, aunque estas diferencias suponen mucho cambio en los porcentajes. Más allá de titulares sensacionalistas, la transmisión del VIH se ha estancado. La franja de edad de transmisión sigue en torno a los 38 años. El resto de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) se han disparado de forma brutal.

Pero pese a todo...

—Tan solo una transmisión ya es mucho. Es una persona más que va a pasar por un infierno cuando le detecten. Por muy crónico que sea y por mucho que haya mejorado la medicación, vivir con el VIH es duro. Lo que nos alarma es que en los últimos diez años las ITS hayan subido de forma exponencial, más del 100%.

¿Y esa diferencia?

—Estas infecciones son muy fáciles de trasmitir. El VIH no es curable, pero no es tan fácil de trasmitir, aunque tenga unas vías muy abiertas. Una penetración, con eyaculación y sin preservativo es una autopista. Pero una gonorrea, una sífilis o una clamidia, casi con tocar y llevarte la mano a la boca, por ejemplo, ya está. La parte buena, si la hay, es que tienen un inicio y un final.

El diagnóstico precoz.

—Sí, algunas son muy visibles y otras no lo son. Una gonorrea en un hombre es muy visible si la tiene en el pene, pero no siempre es así. Si la tiene en otro lugar o la tiene una mujer no da tantas señales. Con la sífilis ocurre lo mismo: detectarla en un hombre es más fácil.

El diagnóstico tardío es un problema para el tratamiento y la transmisión.

—Una persona bien tratada y a tiempo puede pasar en un mes de ser portadora del virus con unas cargas virales altísimas a ser indetectable. Damos positivo si nos hacen la prueba, pero no tenemos capacidad de transmisión.

Cuanto antes, mejor

—Por dos razones. Una es por una razón propia, porque cuanto antes empieces a tratar el virus menos daño te va a hacer, y otra es por una razón comunitaria, porque tras la detección te van a tratar de inmediato y ya no vas a poder infectar a nadie más. Tenemos que interiorizar el hacernos pruebas. Es muy fácil.

¿Que ya no exista una sentencia de muerte relaja?

—Muchos de nosotros vivimos gracias a los antirretrovirales, que fueron un hito. Rock Hudson y Freddie Mercury seguirían vivos de haber existido estos tratamientos. Pero fueron un hito de doble cara. A mí, por ejemplo, me salvaron de la muerte, porque estaba ingresado con poco más de 40 kilos. Pero tienen otra cara. Ahora la infección por VIH ya no es sinónimo de muerte y en esta sociedad de la pastillitis....

Las personas con tratamiento por VIH reivindicáis que se mejore la forma de dispensarlo.

—Sí, desde hace mucho tiempo, pero no hemos conseguido nada. Hemos luchado muchos por que el acceso a la medicación sea del siglo XXI y no lo hemos logrado. Tenemos que ir a la farmacia hospitalaria, donde es difícil hasta aparcar. Se hace en otros lugares, ¿por qué aquí no?

No es mortal, pero sí tiene consecuencias.

—Queremos poner el foco en un tema muy importante: la calidad de vida en el envejecimiento de las personas que vivimos con VIH. Tomamos tratamientos muy fuertes desde hace mucho tiempo y reivindicamos que nos miren más allá de los análisis del virus. Yo quiero saber cómo va mi corazón, mis huesos, mi riñón, mi hígado...