"Es difícil a veces no reírte y decir que algo está mal. Pero tenemos que aprender a gestionar esas situaciones”, apunta Oriol, quien reconoce que en los chats de su móvil a veces hay vídeos que prefiere no ver. “El que maltrata yo creo que es porque se siente inferior o fue educado con la idea de que la masculinidad es más importante que la feminidad. O a lo mejor tiene miedo a que su mujer le deje y por eso la amenaza con matarla si se va”, opina Adam, compañero de clase. Ambos pertenecen a esa franja de los 13 y 14 años que ya siente “cierto rechazo” por la palabra “feminismo”, e incluso llegan a sentirse “señalados” por una herencia patriarcal que no comparten.

De hecho, los datos de la última encuesta de la Fundaciòn FAD Juventud, confirman el aumento del negacionismo del machismo y sus peores expresiones. Uno de cada cuatro hombres jóvenes españoles (el 23%) considera que la violencia machista “no existe o es un invento ideológico”, un porcentaje que ha aumentado 11 puntos respecto a 2019, cuando solo pensaba así un 12% de los chicos.

Afirmaciones como que la violencia de género “aunque está mal, siempre ha existido, es inevitable”, “es algo habitual en el seno de una pareja” o “si es de poca intensidad, no es un problema”, han comenzado a hallar eco en sectores de la adolescencia y la juventud. No es el caso de Oriol y Adam, que son dos de los dieciséis alumnos de tercero de la ESO que se han apuntado al taller de Nuevas masculinidades de su instituto, atraídos por la idea de que la clase sea “solo para chicos”.

En el centro llevan ya años impartiendo formaciones recurrentes sobre igualdad y los chicos, y el encargado de impartirlas, el sociólogo Lionel Delgado, señala que los menores tienen “muy claros” conceptos sobre género y sexo o los distintos tipos de discriminación y violencias. Tanto es así que hay quienes incluso ya sufren “fatiga de género”, reconoce.

“Algunos sienten rechazo a los conceptos más políticos, como feminismo o patriarcado, pero son los menos, aunque son muy ruidosos y se sienten alentados por los youtubers que propagan la resistencia antifeminista y alientan el victimismo masculino”, explica el educador. “El primer día me dijeron: ¡Por fin una clase para nosotros! En los talleres de género solo les hablan a las chicas”, cuenta Delgado, quien señala que “para los chavales es importante sentirse escuchados y tener su voz”.

El educador destaca que los chicos no quieren ser tratados desde una perspectiva “adultocéntrica” que les hace de menos y que para trasladarles mensajes y valores es importante crear un vínculo y hablar su propio idioma. Otra profesora del instituto, Noemí Muñoz, que también coordina la asamblea feminista del centro, llama igualmente la atención sobre los “avances” sociales que ven en los alumnos, si bien reconoce que a grandes rasgos chicos y chicas siguen “reproduciendo” roles estereotípicos de género.

Oriol, a su lado, asiente y añade: “Cómo ha crecido una persona tiene mucho que ver con cómo se comporta”. “A alguien que se sienta así yo le diría de ir al psicólogo y buscar ayuda en la gente que le quiere”, sentencia Gonzalo, que se une a la conversación. “Antiguamente se criaba con valores machistas y había gente que pensaba que las mujeres eran menos o tenían menos valor. Se transmitía de abuelos a padres y a hijos y así. Pero ahora yo creo que se ha roto esa cadena”, concluye Adam. l