Todas las intervenciones quirúrgicas conllevan un cierto grado de peligrosidad. En el caso de las circuncisiones, la complicación más frecuente es la hemorragia. Afortunadamente, la mayoría de los incidentes durante la circuncisión neonatal son leves. Solo en muy raras ocasiones se originan hemorragias en la arteria frenular, en la vena dorsal o se produce un hematoma quirúrgico. Ha ocurrido al menos en dos ocasiones en los últimos dos años en diversos hospitales de los Estados Unidos con resultado de muerte de dos recién nacidos.

En abril de 2023 la doctora Bridget Martínez ha ganado el Concurso de Emprendimiento de Sontag, dotado de 50.000 dólares, por idear un Protector Femoral Neonatal, un producto diseñado para evitar lesiones fatales durante la circuncisión. El protector protege los órganos vitales y las arterias que de otro modo estarían desprotegidas. El invento ha sido patentado por su autora y se está comercializando como un dispositivo de seguridad efectivo y de bajo costo para hospitales de todo el mundo. Bridget es alumna de doctorado del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada.

Su historia es la propia de otros alumnos de Reno. Hija de inmigrantes ilegales de origen mexicano, es el primer miembro de su familia en graduarse en la escuela secundaria. Una vez graduada, Bridget terminó sus estudios de medicina y obtuvo el doctorado en la especialidad de hematología en tres años. Durante cuatro años ha vivido en Marruecos, Argelia, Egipto, China y Corea. Con menos de treinta años habla siete lenguas y en la actualidad está cursando un segundo doctorado en la especialidad de estudios vascos al tiempo que trabaja a horario completo en dos hospitales de Reno.

Los alumnos que se embarcan en la travesía académica de obtener un doctorado lo hacen por diferentes razones. A algunos los impulsa su pasión por la investigación y sed de conocimiento, y buscan contribuir a su campo de estudio resolviendo dilemas a los cuales la ciencia no ha sabido dar respuesta. Otros ven un doctorado como un medio para avanzar en sus carreras, reconociendo la importancia del título para acceder a puestos de trabajo en universidades europeas o americanas, en institutos de investigación o en la industria.

Pero fundamentalmente un doctorado es un compromiso con uno mismo. Muchos de nuestros alumnos aceptan que después de cuatro años han conseguido un objetivo muy importante: Conocerse mejor a sí mismos. La naturaleza intensiva de la investigación ayuda a cultivar la autorreflexión a medida que los estudiantes profundizan en los temas elegidos, descubriendo sus intereses, valores y pasiones genuinos dentro del campo que ha elegido. Este proceso introspectivo a menudo conduce a una comprensión profunda de sus objetivos académicos y también personales. Además, la naturaleza desafiante y prolongada de la investigación refuerza la voluntad y la perseverancia. Enfrentar reveses, navegar en la incertidumbre y superar obstáculos contribuyen a una mayor conciencia de la propia resiliencia y capacidad para superar la adversidad. El viaje a través de un doctorado es una experiencia transformadora que da forma a la identidad académica de la persona y que proporciona una visión profunda del carácter y las capacidades del individuo.

De todas las partes

Nuestros alumnos provienen de todas las partes del mundo, Euskadi, México, Holanda, Indonesia… y su estancia se conjuga con las visitas de estudiantes y profesores de otros puntos de los Estados Unidos, Uruguay, Perú, Escocia, Tamil Nadu, Armenia o Uganda, pero siempre hay alguien de Tolosa. La estancia de cuatro años en Nevada resulta en general muy gratificante. Un profesor visitante y buen amigo me dijo hace unos años en una de las playas de sal de Black Rock que en esta parte del mundo el sol y la luna pesan mucho, y el horizonte es más amplio porque ni siquiera los picos de hasta 4.000 metros de la Sierra Nevada logran limitar la inmensidad de la estepa. Toda esta luz produce una gran sensación de libertad. Desde la tierra de la nación Washoe a orillas del lago Tahoe hasta la reserva Numu de Cui-ui Pah, el desierto ha invitado a muchos de ellos a desarrollar al máximo sus capacidades. A solo tres horas de San Francisco y cuatro de los parques naturales más seductores del Oeste, Reno está conectada con la eléctrica sociedad de neón de Las Vegas y los cañones del río Colorado.

También nos unen fuertes lazos al resto de la diáspora vasca, desde el Basque West hasta la comunidad vasca de Toronto y la de Tierra de Fuego. Una de nuestras más brillantes alumnas visitó el Centro Vasco de Boise un día de fiesta, cuando los vascos de Idaho celebraban el Matatxerri. Y ocurrió lo inevitable: Se enamoró, y ahora vive allí como profesora de Boise State University.

Una duración de cuatro años

El programa de doctorado del Centro de Estudios Vascos tiene una duración de cuatro años con una beca que cubre la matrícula y un honorario de unos 2.100 dólares al mes para cubrir los gastos de la vida en la ciudad, que tiene estándares similares a los de cualquier ciudad vasca. Los alumnos llevan a cabo sus estudios de forma presencial, en el campus de la universidad, durante los primeros dos años. El tercer año el alumno es libre para desarrollar el trabajo de campo en cualquier parte del mundo a donde le lleven sus estudios. El cuarto y último año se desarrolla en Reno.

La elección del tema es libre. Cualquier tema relacionado con los estudios vascos, fundamentalmente el en ámbito de las ciencias sociales y las humanidades o las artes, pero también en otros ámbitos de las ciencias exactas. La libertad de elegir el tema de estudio tiene gran importancia porque fomenta la motivación, y permite a los alumnos desarrollar su interés y curiosidad académicas. Cuando el vocación es intrínseca, los esfuerzos de investigación son más duraderos y apasionados. Además, impulsa la creatividad y la innovación, alentando a los estudiantes a explorar ideas no convencionales y hacer contribuciones distintivas en su campo, y refuerza el compromiso sostenido. En consecuencia, la calidad de la investigación tiende a ser mayor, caracterizada por el rigor y los hallazgos reveladores. Esta pasión ha conducido a algún alumno a despertarme a las tres de la mañana desde la mina abandonada de Urrobi, en Artzibar, a 9.000 kms de Reno, para anunciarme que había encontrado azurita… Pero concluyó una magnífica tesis sobre el arte medieval navarro de la segunda mitad del siglo XIV.

Tenemos un convenio de cotutela con la Universidad del País Vasco, por lo que nuestros alumnos obtienen un doble título de la Universidad de Nevada y Euskal Herriko Unibertsitatea.

Aquellos que deseen aplicar tienen toda la información disponible en las páginas web del Centro de Estudios Vascos (https://www.unr.edu/basque-studies/programs/phd) y de la Universidad de Nevada (https://www.unr.edu/grad/admissions).

En este momento hay tres puestos por cubrir para comenzar a finales de enero. La matrícula está abierta hasta noviembre. Posteriormente, el CBS abrirá un segundo plazo de solicitudes en marzo, para aquellos estudiantes que prefieran comenzar en julio de 2024. Todos los alumnos que han iniciado sus estudios en Reno en los últimos diez años han terminado de cursar sus estudios o lo están haciendo, y casi todos son ahora profesores en varias universidades de los Estados Unidos o Europa.

El viaje de las mil millas comienza con un paso.