“El momento que estabas esperando, por fin está aquí. El Iguarrako ha llegado y ha traído con él seis días de fiestas repletos de diversión, buen humor y respeto y un programa cargado de eventos que llenarán de color, música y ambiente festivo en cada rincón de nuestro municipio”. Son las palabras con las que el alcalde de Amurrio, Txerra Molinuevo, anuncia el inicio de las fiestas patronales de la villa que espera “discurran con buena convivencia, colaborando entre todos para que sean unas fiestas solidarias, inclusivas y libres de cualquier tipo de violencia machista”. Y en su mensaje desea, a vecinos y visitantes, que disfruten “estos días de la mejor manera posible, acompañado de seres queridos, familia y amigos, y dejando de lado, por unos días, aquello que nos preocupa, pero recordando siempre a aquellas personas que, por algún motivo, no pueden acompañarnos.

La concejala de Fiestas y Cultura, Naiara Barallobre, anima, además, a “sacar los trajes de cuadrillas y llenar las calles de Amurrio de colores diferentes” sin olvidar “el respeto, la igualdad y la solidaridad”. Así tiene que ser a partir de mañana, jornada del txupinazo, que arranca con los habituales actos previos matinales protagonizados por las siete cuadrillas de la villa –Euskotarrak, Dantza Lagunak, Trot-Art, El Boli, Herriarenak y Txabolakoak– que las 12.30 horas ofrecerán un pasacalles para después, ya en la plaza Juan Urrutia, escenificar su presentación y su buena predisposición ante los días de fiestas que quedan por delante.

Se trata de un aperitivo ante lo que llegará por la tarde, primero con la lectura del pregón a las 17.45 horas a cargo del exfutbolista local Iñaki Bea, la posterior imposición de pañuelos y bandas a representantes de las cuadrillas y el lanzamiento del txupinazo, a las 19.00 horas desde el balcón de la Casa Consistorial, que embriagará de alegría, animación y diversión cada calle y rincón del centro de la villa y despertará, de su largo letargo de un año, al Iguarrako, la mascota festiva que no dudará en sumarse a la fiesta sobrevolando la plaza Juan de Urrutia para dejarse contagiar por el ambiente y el jolgorio.