“Gracias a este centro, los menores víctimas de violencia sexual solo tendrán que dar su testimonio una vez”. Así se refiere al modelo Barnahus la doctora en psicología de la UPV/EHU Iñasi Arruabarrena, que participó ayer en las jornadas Todos los sentidos contra la violencia infantil y adolescente organizada por el Gobierno vasco en Gasteiz.

Según explica la experta llevan un año planificando el proyecto que tomará forma en tan solo unos meses, y que agilizará los procesos y ofrecerá una atención psicológica inmediata a niños y niñas. Así, el centro acogerá a los menores de Araba. Sin embargo, luego serán Bizkaia y Gipuzkoa los que cuenten con dos centros respectivamente.

En unos meses la Barnahus será una realidad. ¿Cómo cambiará la atención a los menores?

—Pretende coordinar todas las actuaciones de los profesionales y servicios que intervienen en casos de violencia hacia niños, niñas y adolescentes. Y se empezará a pilotar con casos de violencia sexual a menores, que son los casos donde hay una mayor necesidad en cuanto a mejorar la atención que se proporciona a estos niños.

Explíquese.

—Lo que sucede es que pasan por múltiples servicios. La policía, un examen médico, centro escolar, servicios sociales, al sistema judicial... Es un periplo por el que tienen que pasar, y que se prolonga mucho. Como son muchos los servicios que tienen que intervenir, tienen que ir relatando su historia una y otra vez. Tienen que contarlo con detalles muchas veces, y según lo vas contando te está volviendo a suceder. E imagínate también que la persona a la que se lo estás contando no es lo suficientemente sensible o no sabe cómo hacerlo...

¿Se pretende agilizar el sistema además de evitar que tenga que dar su testimonio varias veces?

—Eso es, sí. El interés prioritario de la actuación es preservar el bienestar del niño. El menor es el centro y todos los profesionales y servicios implicados, equipos de seguridad, justicia, servicios sociales... todos los servicios se proporcionan ahí, en el centro. Son los profesionales los que van a ese a ese lugar y se hace una única recogida de información. Así solo da el testimonio una vez y además lo hace con profesionales que tiene formación especializada.

Con este sistema cambiará drásticamente la atención que se da a los menores.

—Sí, y además se proporcionará apoyo y tratamiento al niño y a su familia por profesionales especializados. Que eso hoy en día no se hace en todos los casos, ni en nuestra nuestra comunidad autónoma ni en otras comunidades. No todos los niños tienen la oportunidad de recibir apoyo y tratamiento inmediato y especializado.

¿Con esto ya se establece como protocolo?

—Sí. Además, es importante que lo primero que se hace es recoger el testimonio del niño. Y es que en la mayoría de casos no hay secuelas físicas, en menos de 5% de los casos hay pruebas físicas. Ni tampoco hay testigos de la violencia sexual y por supuesto el abusador lo va a negar. Por eso, el testimonio del niño es muy importante porque en muchos casos probar la ocurrencia de la violencia sexual descansa grandemente en su testimonio. Hay que recogerlo bien con todas las garantías.

¿A qué se refiere?

—Con todas las garantías judiciales y preservando también todos los requisitos para respetar los derechos de la persona acusada, el supuesto perpetrador. Pero hay que recogerlo cuanto antes de manera que una vez hecho eso se agilice el proceso. Porque es entonces cuando el niño ya puede empezar a recibir apoyo de tratamiento. Y es importante que sea lo antes posible.

¿El objetivo es no revictimizar al menor?

—Eso es, y además se hace en un entorno amigable y sensible. Y también es importante el tema de la agilidad en los plazos, y en lo que a tratamiento respecta, se va a proporcionar tratamiento focalizado en el trauma. Lo harán profesionales especializados y utilizando las herramientas o los tipos de tratamiento con evidencia empírica y que se utilizan a nivel internacional.

Han visitado los centros que hay en Dinamarca y de Tarragona. ¿Han constatado su eficacia?

—Es un modelo que tiene mucha historia y que se ha constatado de forma empírica. Por una parte tiene mayores beneficios en la salud mental de los niños y luego se ha constatado también que hay datos que reflejan que en los lugares que tienen este modelo se ha incrementado el número de condenas por violencia sexual.

¿A qué se debe?

—Si tú recoges el testimonio del niño y lo haces con todas las garantías judiciales luego ese testimonio se puede utilizar en el procedimiento judicial. Pero claro, si no lo recoges bien lo que sucede es que se invalida el testimonio porque no está bien recogido.Y no se puede utilizar como prueba. Además, es importante que el profesional esté especializado. Porque los niños no van donde una persona y le dicen: Oye, mira, me ha pasado esto. No lo cuentan directamente con todos los detalles, sino que muchas veces en los niños lo que es la revelación del abuso de la violencia sexual surge de una manera, vamos a decirlo, no planificada por parte del niño. Puede ser que diga algo mientras está jugando. Lo que a veces pasa es que si una un profesional no está preparado, pues puede que no lo entienda.

Se refería a la atención psicológica inmediata. ¿Es una de las claves del modelo?

—Sí, hay que hacer una evaluación de cómo está ese niño o niña y qué tipo de apoyo necesita y dárselo de manera lo más rápida posible. Es fundamental y adaptar el tratamiento a las necesidades de cada niño porque las secuelas pueden ser muy diversas y las necesidades de apoyo y tratamiento también. Además, la familia tiene un papel muy importante en la recuperación del niño, y claro muchos padres y madres no saben cómo ayudar en esa situación. Los propios progenitores en muchos casos están impactados, por eso también necesitan apoyo y necesitan orientación, necesitan ayuda para para poder afrontar eso.