FUE el primer fármaco en llegar a la Luna. También incluyeron el ácido acetilsalicílico (AAS) en el botiquín de primeros auxilios de la cápsula del Apollo 11. Y fue crucial para la expedición que conquistó la cima del Everest en 1993. Los escaladores dependían del compuesto, sintetizado por el joven químico alemán Félix Hoffmann en 1897, para combatir los dolores de cabeza provocados por la altura.

Las tabletas en caja verde y blanco con letras negras están presentes en muchas retinas de los que tienen, en su mayoría, más de cuarenta años, por sus indicaciones como analgésico, antipirético y antiinflamatorio, pero sobre todo por el sabor a picapica de fresa ácida de la aspirina infantil. “Lo ricas que estaban”, dicen con nostalgia desde el grupo de Facebook Yo fui a EGB. “Mi madre las deshacía en un pelín de agua en una cucharilla”. Ese sabor tan especial que “enganchaba” hizo que más de uno fingiera un dolor de cabeza, de muelas o de cualquier otra cosa.

“Ni dalsy ni apiretal, la que estaba rica era la aspirina infantil”, reclaman ya con humor desde el mismo grupo, porque con el tiempo esta fue suplantada por otros medicamentos, como los mencionados, y sobre todo desde 2003, cuando se dejó de vender sin receta en las farmacias.

Relevada por otros analgésicos

El consumo de aspirina en general comenzó a disminuir de forma notable a finales del siglo XX, después de que surgieran analgésicos y antiinflamatorios “más seguros y eficaces puesto que el AAS está contraindicado en varios casos”, según explica Paula Mateos, del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.

Fue suplantada por el paracetamol y el ibuprofeno, con menos efectos grastroerosivos, aunque volvió a tener más presencia, cuando se descubrió que podía actuar como anticoagulante y antiagregante plaquetario, es decir, prevenía la formación de coágulos sanguíneos en el corazón, según detalla a Efe el doctor Lorenzo Armenteros, de la Sociedad Española de Médicos de Familia (SEMG). Otra explicación de que la aspirina haya sido un poco olvidada es porque ya no esta subvencionada por el Sistema Nacional de Salud, aunque el AAS actualmente sí está financiado como analgésico y también como anticoagulante.

Como se descubrió con el tiempo, la aspirina también actúa frente a las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, y de hecho es uno de los tratamientos de urgencia que se utiliza en las personas que ya han sufrido un infarto: una aspirina masticada cuando hay sospecha de que le puede estar dando de nuevo un ataque al corazón y para que se produzca un efecto antiagregante inmediato, según Armenteros.

Incluso, cuando alguien tiene un antecedente cardíaco, el AAS es un tratamiento diario y actúa como “prevención secundaria”. Y ahora además, nuevas investigaciones apuntan a que su consumo regular es bueno para reducir la incidencia de cáncer colorrectal.

Una publicidad célebre

Y aunque es conocida en todo el mundo por sus propiedades, también lo es por su publicidad, que comenzó a “andar” con los vehículos de la época y con carteles de personas con la cara como “un poema” que reflejaba su dolor de cabeza. Las primeras publicidades viajaban en vehículos de principios del siglo XX, con los nombres de aspirina a gran tamaño y con el de la compañía que la patentó, bien atrás en la rueda de repuesto, o en un lateral.

Cumple 125 años el fármaco que durante décadas no ha faltado en la mayoría de las casas. EFE

Los carteles publicitarios de entre 1900 y 1940 incluían dibujos en blanco y negro de las presentaciones del medicamento, en sobres y tubos, y de personas en las que era evidente que le dolía algo. Aspirina, la marca de confianza. En 1935, lo importante para los quehaceres diarios, no era si te habías dejado en casa el móvil: “¡Olvida usted algo señora!”. Se imaginan lo que se había dejado, ¿no? Las aspirinas. “Contra el dolor... aspirina”, recomendaban en otro cartel.

En los cincuenta llegaron los carteles con dibujos con tinta azul, y en los sesenta, la imagen de las tabletas con envoltorio verde y blanco, presentando el nuevo envase. La aspirina efervescente dio para mucho también en televisión. Y es que la publicidad de la aspirina se ha dejado ver por todo el mundo y seguro que está presente en muchos hogares y probablemente seguro que en la planta asturiana de Bayer en La Felguera, donde se produce el 100% del ácido acetilsalicílico de la compañía.