- El suicidio ha pasado de ser un tabú en la sociedad a que cada vez se hable más sobre ello y es que se ha convertido es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes, incluso, por delante, de los accidentes de tráfico. Con el fin de solicitar más campañas de prevención y el aumento de la inversión en salud mental la Asociación juvenil Global Shapers de Bilbao realizó una concentración ayer en el Teatro Arriaga.

Los testimonios personales de los organizadores con relación al suicidio dieron comienzo a una concentración en la que como señal de reivindicación se utilizó el silencio. Sin embargo, todo aquel que quisiera abrirse y compartir su experiencia era bienvenido a intervenir.

"Más que una asociación, aquí estamos gente que se ha visto afectada por el suicidio", aseguraba a DEIA Olatz Campos, portavoz en la concentración. "Estamos aquí porque el suicidio no se visibiliza y se cree que hablar de ello conlleva un efecto llamada, pero no tenemos conocimiento de ninguna experiencia en la que hablar del suicidio haya generado la muerte de alguien", señalaba.

La llegada del coronavirus, según explicaba Eduardo Sierra, otro de los jóvenes organizadores, ha incrementado la problemática de la salud mental. "Con la pandemia 1 de cada 4 jóvenes ha tenido pensamientos suicidas", denunciaba.

En la concentración una de las principales peticiones fue la ampliación de recursos para tratar la salud mental. "Que alguien diga que no quiere seguir viviendo no es un quiero morirme, sino un quiero que mi sufrimiento acabe", declaraba Olatz. "Muchas veces ese sufrimiento con recursos, un sistema de soporte y con las acciones necesarias puede abordarse y es posible que mejore la calidad de vida de la persona", sentenciaba.

"En muchas ocasiones se manda desde urgencias al paciente a casa y se le traslada a la familia la responsabilidad total diciéndoles que estén alerta. La familia y amigos tienen que ser parte de la solución y del sistema de soporte pero no puede caer en ellos toda la responsabilidad", apuntaba Olatz.

Según detallaron desde la asociación, "en recursos psicológicos el ratio del Estado es el mínimo de Europa". "Si la inversión en salud mental aumentara, las cosas mejorarían porque podríamos prevenir y trabajar en la educación emocional", sentenciaron.