No han pasado ni tres semanas desde que se decidió reanudar la vacunación con AstraZeneca -suspendida durante ocho días- y el temor a los trombos con este antídoto ha vuelto a resucitar los fantasmas y a obligar a otro giro de guión. Porque el Consejo Interterritorial de Salud cambió ayer miércoles de nuevo de estrategia al proponer a las comunidades autónomas administrar la vacuna de Oxford solo a las personas de entre 60 y 65 años, cuando inicialmente se indicó para menores de 55 y luego se amplió hasta los 65.

Este nuevo planteamiento obedece a que el Comité de Seguridad de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) concluyó que existe una "posible relación" entre esta vacuna y los coágulos sanguíneos con niveles bajos de plaquetas que se han producido en algunos casos muy raros. Hasta ahora, la mayoría de los trombos notificados han ocurrido en mujeres menores de 60 años dentro de los quince días posteriores a la vacunación.

Por ello, el Ministerio de Sanidad y las comunidades acordaron reservar de momento estos antídotos para las personas de entre 60 y 65 años, y dejaron en manos de la Comisión de Salud Pública la decisión de ampliarla desde esa edad hasta los 69. Las autonomías se mostraron a favor de esta propuesta menos Madrid, que votó en contra, y Euskadi, que se abstuvo.

Osakidetza había administrado hasta ayer miércoles 148.200 vacunas de la marca anglosueca, todas ellas en primera dosis, sin que se haya constatado ningún efecto secundario de gravedad. El pasado 24 de marzo se retomó la vacunación de este suero con aquellos profesionales que se quedaron sin recibir su inyección por la suspensión temporal decretada el 16 de marzo tras las dudas.

¿Segunda dosis con otra vacuna?

En cuatro días se administraron 27.000 vacunas a las personas que habían visto canceladas sus citas, principalmente ertzainas, docentes y personal de servicios sociosanitarios. Por lo tanto, la nueva postura del Consejo Interterritorial deja en el aire la vacunación de un gran colectivo, que tenía su próxima cita para recibir el segundo pinchazo entre los próximos meses de mayo y junio, aunque Sanidad ya baraja no llegar a poner esa segunda dosis, porque la primera ya protege en un porcentaje elevado, o completar la pauta con otra vacuna. Pero aún está por confirmar este extremo.

En la CAV, desde la última semana de marzo ya se procedió a vacunar a la población general menor de 65 años también con este producto al haberse ampliado su uso. Gracias a esta profilaxis, Euskadi ha podido dar un acelerón a su campaña de inmunización ya que esta Semana Santa se administraron en tiempo récord más de 50.000 a personas nacidas entre 1956 y junio de 1959.

Y todo este revuelo porque la EMA confirmó ayer miércoles un "posible vínculo" de AstraZeneca con los casos inusuales de coagulación sanguínea reportados, pero considera que sus beneficios siguen estando por encima del riesgo de efectos secundarios.

Según las conclusiones, los coágulos de sangre "inusuales" con bajas plaquetas "deben incluirse como efectos secundarios muy raros" de la vacuna de AstraZeneca, en base a "todas las pruebas disponibles actualmente". Los expertos de la EMA no identificaron un factor de riesgo para estos eventos, como la edad, el sexo o un historial médico previo, aunque una "explicación plausible a estos casos es que son una respuesta inmune a la vacuna" en algunas personas

La vacuna que trae de cabeza a la UE

Polémica. La polémica por la falta de dosis suministradas y, sobre todo, por la aparición de casos de trombosis tras el pinchazo mantienen al preparado de AstraZeneca en el ojo del huracán. En todo caso, el suero europeo es el más usado en el mundo y se administra en 105 países, seguido de la vacuna de Pfizer y Moderna. Con una tecnología basada en un vector viral no replicante, esta vacuna presenta algunas ventajas frente a las de Pfizer y Moderna, desde un menor precio a una logística más simple, pues se puede conservar entre 2 y 8 grados.

Suspensión. Tampoco ha ayudado que los grupos de edad a los que se podía suministrar hayan sido modificados. Los problemas subieron de tono cuando se empezaron a detectar casos de trombosis. A mediados de marzo, países como Alemania, España o Francia decidieron una suspensión temporal de las inyecciones, hasta que la EMA aseguró que no veía evidencias directas. Mientras algunos países retomaron la vacunación, otros como Noruega y Dinamarca, decidieron mantenerla suspendida.