L estigma y la discriminación asociados al VIH y al sida sigue persistiendo en nuestra sociedad", asevera Marco Imbert, agente de salud y educador de pares de la Asociación T-4.

Aunque hayan pasado cuarenta años desde la declaración de los primeros casos en el mundo, "el recelo contra los que somos portadores del virus está ahí entre nosotros, igual que el propio virus", dice Imbert, que lo ha vivido en primera persona. Cuando en 1995 recibió el diagnóstico de que se había contagiado de VIH, jamás pensó que seguiría viviendo 26 años después y con buena calidad de vida. "Teníamos muy cerca lo vivido en los años 80, cuando a diario enterrábamos a algún amigo o amiga muerto por sida. Obviamente teníamos en la cabeza la película Filadelfia, la muerte, el deterioro... Nunca me hubiera imaginado que viviría con la asistencia sanitaria y calidad de vida actuales", reconoce el activista.

En esta pandemia, al igual que ocurrió en los inicios con el sida, mucha gente tiene miedo a contagiarse y no sale de casa. "Una de las diferencias es que el coronavirus mata más rápidamente. Con el VIH se podía vivir unos ocho años".

Sin quitar ni un ápice al sufrimiento y la dureza que provoca el covid, Imbert sostiene que con el VIH fue mucho más fuerte. "El rechazo a los contagiados por parte de la sociedad fue total, ya que la enfermedad se asociaba a los drogadictos, homosexuales, prostitución y promiscuidad. Todo lo prohibido desde la moral imperante. La persona diagnosticada cargaba esas cruces a su espalda de por vida. La gente tenía miedo y los rechazaba, incluso a las personas que se habían contagiado por transfusiones de sangre", recuerda Imbert. "El desconocimiento inicial fue total y lo sufrieron también los médicos que atendían a pacientes infectados, cuando en los hospitales ningún compañero quería comer con ellos", abunda.

En los meses duros de la pandemia del covid-19, Imbert volvió la vista atrás para no olvidarse de los momentos dramáticos que atravesó. "Ha habido situaciones complicadas que muchos portadores del VIH han vivido en esta crisis a los que desde la Asociación hemos tenido que apoyar. Muchos tenían miedo a salir por temor a que, si se contagiaban del covid, su sistema inmunológico no lo aguantaría. Han estado en una burbuja, porque la información que recibían no era la adecuada".