IENTRAS los bilbainos se echan a la calle aprovechando el buen tiempo durante jornadas en la que la tarea más emocionante es hacer cola frente a la panadería, algunos de los negocios cuya actividad está permitida languidecen a la espera de tiempos mejores. Los vestíbulos desertificados de los hoteles de la ciudad reflejan la situación del sector turístico, uno de los más castigados por la pandemia del coronavirus. Muchos de los establecimientos de la villa han optado por el cierre temporal; otros se han inclinado por tirar los precios u ofrecer estancias por horas para capear la situación que desde que finalizó el verano es cada vez más complicada. La puntilla ha sido el cierre perimetral de las comunidades autónomasPero sobre todo el cierre perimetral de los municipios, medida en la que Euskadi fue pionera y que limita al máximo la movilidad de los ciudadanos.

"Estamos pasándolo mal", aseguraba José Manuel Ordoñez, jefe de recepción del céntrico Hotel Ercilla. "Como mucho puede haber 20 habitaciones ocupadas. Algunos días pueden ser ocho o diez y otros días 30", exponía tras reconocer que les favorece el hecho de que muchos establecimientos estén cerrados. Ejemplo de ello es el Hotel Carlton que anunció su cierre al menos hasta marzo por la falta de turistas extranjeros. En el caso del Ercilla, que solo estuvo cerrado el tiempo estrictamente necesario, revelan que la mayoría de clientes que tienen actualmente son españoles. "Son clientes de negocios que sobre todo viajan entre semana", apuntaba el responsable de recepción del hotel que trata de sortear el temporal.

Con la hostelería cerrada, los servicios de restauración ofertados en el hotel donde sirven desayunos, comidas y cenas han conseguido llenar el comedor porque los clientes no tienen más opciones. "La semana pasada hubo un bilbaino que nos llamó para saber si podía comer en el hotel. Pero como solo se puede dar ese servicio a los clientes hospedados vino a comer y pagó una habitación", relató Ordoñez, quien indicó que al haber mantenido el precio medio de las habitaciones, el perfil del cliente tampoco ha variado sustancialmente si bien los fines de semana han perdido a los viajeros de ocio. "Hay hoteles que tienen habitaciones a 40 euros y están teniendo problemas porque va mucha gente joven a hacer botellón", explicaba.

Un vistazo rápido en Booking, una de las plataformas de reserva más populares, revela que las tarifas han bajado considerablemente. Incluso en las noches de sábado a domingo. En el Vincci Consulado, de cuatro estrellas, por ejemplo, se puede reservar una noche de alojamiento en una habitación doble por 57 euros en lugar de 118 euros. En el hotel Ilunion Bilbao, de tres estrellas, los precios han descendido de 74 euros a 48 euros. Y en el caso de las pensiones, existen alojamientos que han tirado los precios y ofrecen habitaciones dobles en el Casco Viejo por 34 euros.

En el centro histórico

En esa zona de la ciudad, precisamente, el NYX Hotel mantiene sus puertas abiertas. "Hay muy poca gente. Los clientes que tenemos son de Bilbao o de localidades colindantes", explicaba una de las recepcionistas que trabaja en los servicios mínimos del establecimiento. "Principalmente son parejas jóvenes que vienen los viernes o los sábados por la noche", puntualizaba. Actualmente solo ofrecen el desayuno. De hecho, el restaurante lleva cerrado desde marzo. Sin embargo, mantienen el comedor abierto para que aquellos clientes que llevan comida de fuera y no quieren comer en la habitación. El resto de los espacios, como el gimnasio o la terraza, permanecen cerrados.

Pese a que las calles del Casco Viejo lucían abarrotadas el domingo, la nula presencia de turistas se constataba en Rumi Souvenirs. "Aunque también es una tienda de regalos está más orientado al turismo. La verdad es que está todo fatal", exponía Yessenia Romero, dependienta de la tienda. "Hoy he atendido a un turista extranjero", relataba a modo anecdótico. "Tratamos que los bilbainos entren a comprar pero es muy complicado. Antes del cierre perimetral de Euskadi aguantábamos, pero desde entonces ha habido un descenso importante", explicaba la dependienta del establecimiento cuyo gerente tiene otras dos tiendas que actualmente están cerradas. "Mi jefe dice que esperemos al menos hasta que abran los bares, que anima más a la clientela", exponía.

Presente y futuro del sector convergen en el puente de La Merced. A un lado de la ría, las obras para la edificación del nuevo establecimiento que la cadena Axel Hotels pretende implantar en la villa avanzan lentamente, como un vestigio de los últimos años en los que las cifras turísticas de récord justificaban las nuevas aperturas. Al otro lado, el Hotel Tayko, que alberga el restaurante Ola con la firma de Martín Berasategui, anuncia en su puerta el cierre temporal al que se ha visto abocado debido a la falta de clientela en un año aterrador para el sector. "Nuestro mayor deseo es estar de vuelta lo antes posible, y esperamos cumplir esa promesa", exponen en el comunicado, visible para todos aquellos que pasan frente al hotel.

"Como mucho hay 20 habitaciones ocupadas. Algunos días pueden ser ocho o diez y otros 30"

Jefe de recepción del Hotel Ercilla

"Mi jefe dice que esperemos hasta que los bares abran, lo que anima más a la clientela"

Dependienta de Rumi Souvenirs