Con dos salones de peluquería -uno en Deusto y otro en Getxo-, y una barbería en la Calle Henao de Bilbao, la peluquera Pilar Díaz, con más de 37 años de experiencia profesional, no ha dejado de idear fórmulas durante este prolongado confinamiento para que su clientela pueda volver a sus establecimientos con la mayor comodidad posible y en óptimas condiciones sanitarias. Rodeada de sus hijas y de su nieta, ha aprovechado al máximo el tiempo haciendo cursos con los mejores de la industria, centrándose en ese bienestar que es salud.

El lunes al abrir sus peluquerías, ¿espera grandes colas?

—No, porque durante estas semanas hemos ido organizando las agendas con la clientela para que en los salones se les ofrezca atención personalizada. Para ello, hemos hecho un seguimiento individual abarcando el máximo número de personas y explicándoles el protocolo que llevaremos a cabo. El problema es que no sabemos todavía cuál será el aforo; es lo que más me preocupa en la peluquería.

¿Por qué?

—Todavía no sé si podré abrir con todo el equipo o si las restricciones que haya para compartir espacios - tiempo de la comida, cambio de vestuario...- me obligará a dividir la plantilla en dos. Si es así tendré que cumplimentar las horas y ampliar el horario del salón; a día de hoy todo son grandes incertidumbres.

¿Se ven ya desbordados?

—Sí. Pero no solo el sector de la peluquería, también otros como los gimnasios, las tiendas de ropa, las de chuches...; estamos muy preocupados.

La cita es obligatoria para mantener el distanciamiento social

—Por eso hemos enviado un mail a todos nuestros/as clientes para que sepan que a través de la app. Vamos a hacer las cosas con cabeza

¿La afluencia inicial será clave para la resurrección del sector?

—No. Se prevé que cierren 20.000 peluquerías en el Estado. Las pequeñas no podrán sufragar las pérdidas y gastos que nos vendrán encima con los nuevos equipamientos. Al principio será como una ola que te trae cosas buenas, pero cuando va al mar arrasa todo y eso me produce duda y miedo.

¿Los/as clientes le han llamado?

—Ha sido una pasada, porque todo el mundo quiere ir a trabajar con buena imagen; no podemos atender a todos el primer día, pero que sepan que abriremos los salones abastecidos con todo el material sanitario.

No son servicios esenciales, pero sí claves para el equilibrio emocional

—Sentirse bien físicamente es importante para la autoestima personal y para relacionarnos con los demás. En los 70 segundos del primer golpe de vista, nuestra mente ya se ha hecho una idea de quien tenemos enfrente. Dependiendo de tu imagen marcas territorio y el pelo muchísimo más.

¿Ha encontrado cosas positivas al confinamiento?

—Con solo haber evitado contagios y fallecimientos habrá merecido la pena estar encerrados, pero por lo demás, la rentrée será durísima con los bolsillos muy tocados, empezando por mis trabajadoras que están en ERTE, Llegar a fin de mes con un 30% menos es un gran agujero. Por lo demás, esta pandemia nos sume en incertidumbres y en un bache económico del que quienes tenemos un equipo humano no sabemos cómo saldremos

“Se calcula que en el Estado cerrarán 20.000 pequeñas peluquerías. Me preocupa mucho el futuro del sector”

“En el confinamiento he seguido formándome y buscando fórmulas para abrir los salones con seguridad”