Ksenia Vorobyeva, Susa, estudiante de Tercero de Ciencias Políticas en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), vive su confinamiento en Getxo con tranquilidad. “La verdad es que me lo he propuesto como si fuera un fin de semana muy, muy largo”, comenta sonriente, al tiempo que dice aprovechar el tiempo que le dejan sus estudios para ayudar a su ama en las tareas domésticas, “cosas que antes no hacía tanto por falta de tiempo”. Porque Susa compagina la Universidad con la Escuela de Idiomas donde se prepara para sacarse el título de ruso, su lengua materna, alemán e inglés.

Esta veinteañera, vasca de adopción, sale todas las tardes a las ocho de la tarde al balcón con su ama para aplaudir a los héroes sin capa, no solo médicos y enfermeras, “sino también a las empleadas de supermercados, conductores, farmacéuticos, periodistas, cuidadoras de residencias… Miles de personas que trabajan en la calle y se arriesgan para que nosotros podamos seguir teniendo una vida confortable”, apunta.

En el claustro comparte tiempo con su ama vasca, sin olvidar las relaciones con amigos que tenía un poco olvidados. “He recuperado el contacto con una amiga del colegio de Rusia. Es una excelente oportunidad para comentar con ella lo que nos pasa con el coronavirus, porque en Rusia no están tomando medidas tan estrictas como aquí. Asimismo, me he puesto al día con una amiga coreana que vive en Seúl y nos damos ánimos mutuos ante esta pandemia global”, sostiene.

Todavía es pronto para el agobio, aunque piensa que cuando pasen las semanas seguro que tendrá algún bajo. Sin embargo, por ahora solo lo siente al oír las noticias “que comento con ama y amigas” de cómo se extiende la pandemia por otros países. “Es algo tan nuevo que crea incertidumbre. A nivel personal me preocupa tanto las fechas de los exámenes como la situación de algunas amigas que trabajan en precario y les han cerrado los comercios, pero tienen que seguir pagando el alquiler; llaman a Lanbide y no les cogen el teléfono y cuando lo hacen no obtienen respuestas”, comenta Susa.

Internet, las redes sociales le sirven tanto para socializar, como para cotejar las informaciones en distintos medios y distinguir las fake news, “que tratan de culpar de la pandemia a los chinos y fomentar de paso el racismo aumentando el odio hacia ellos. A nivel planetario me inquieta cómo cambiarán las relaciones internacionales con personajes como Trump que aprovechan situaciones como las actuales para dar rienda suelta al racismo”, dice. A Susa le reconforma vivir en Euskadi porque “gracias a nuestra sanidad pública vamos a poder salir de esta situación de emergencia. La crisis del coronavirus demuestra que dar apoyo multimillonario a los Bancos no saca a la ciudadanía de pandemias, mientras que aumentar los presupuestos en sanidad, en investigación sí. Esto tiene que servir para que el sistema sanitario esté preparado para otras emergencias que vendrán”, reflexiona esta veinteañera, que hasta ahora no ha tenido tiempo para el aburrimiento. “Quizás la generación que nació en el 2000 lo tenga peor que la mía”, concluye Susa.