O sé si ustedes lo habrán notado, pero en Facebook ya no aparecen montajes horteras con frases de Paulo Coelho. El coronavirus también ha acabado con eso. En su lugar ahora hay cientos de mensajes de superación, apelando a la responsabilidad colectiva para salir adelante y dejar atrás la crisis sanitaria. Eso y retos virales de todo tipo. Grábate un vídeo dando toques con el pie a un rollo de papel higiénico, por ejemplo. En Twitter hay dos tendencias. Una que consiste en hacer un top 5 de tus futbolistas favoritos, en explicar cuáles son los mejores estadios que has visitado, las películas que más te gustan… Yo, personalmente, he pasado de todas de estas cadenas como de las alubias blancas. Pero he de reconocer que hay una que me ha resultado muy divertida. Es la que consiste en que cada uno pone cinco anécdotas suyas entre las cuales hay una falsa. Me ha dado una pereza absoluta escribirlo en Twitter, entre otras cosas porque en esa red ya he contado todas las cosas frikis que me han pasado en esta vida. Pero, si me lo permiten, hoy voy a utilizar este espacio para hacer una adaptación libre: en este texto encontrarán cinco mentiras sobre mí.

Nací con tres testículos y hoy en día solo tengo uno. Fui el primer periodista de un medio de comunicación en entrevistar a Iker Muniain y he realizado la última entrevista de dos personas antes de que murieran. Una vez toqué con mis manos a Jeff Goldblum en presencia de Jerry Seinfeld. Una vez mi madre le pidió a un médico que le pusiese por escrito que yo era normal y el médico lo hizo. La primera vez que intenté perder la virginidad se me escapó un pedo y todo se fue al traste. Le robé un balón a Cuco Ziganda y he sido compañero de clase de Joseba Etxeberria, Gaizka Garitano y Mauricio Pellegrino.

Con 21 años fundé un club de fútbol del que fui jugador, entrenador y presidente. Con 4 años Monano y su banda me sacaron a la pista del circo en Donostia y toda la carpa me abucheó por decir que era del Athletic. Me oriné en la cama hasta los 15 años. Estuve saliendo con la nieta de un torero. He bailado desnudo en Iturribide. Nunca he estado en un calabozo. Una vez hice los primeros destornilladores del mejor tugurio de Nueva York. En Manhattan una noche me meé en los pantalones y me invitaron en ese estado a una fiesta de Calvin Klein.

He trabajado de organizador de eventos, de frutero y he sido presentador de radio. Una vez le dije a Urkullu que no gritase tanto y me dio las gracias. En 2017 me sacaron en la pantalla gigante de un pabellón de Nueva Jersey y me saqué un moco. Una vez Cristiano Ronaldo me miró a los ojos y le saqué el dedo. Sin moco. Metro Bilbao pidió para mí siete años de cárcel por un delito que yo no había cometido.

Un portero de Osasuna me regaló una gata psicópata que vive con mi madre. En Manhattan me dio el alto un agente del FBI y me dio la mano. Me casó un cura negro en euskera junto a la playa. No he robado nada en mi vida. Me encanta bucear, pero soy alérgico al látex de la mayoría de los gorros de baño. Estuve más de cinco años apuntado en la autoescuela para sacarme el carné de conducir. En el instituto me mareé cuando me hicieron el agujero en la oreja y veinte años después me volví a marear cuando se los hice a mi hija. Increíble, ¿verdad?