Después de tres semanas y media de trabajo científico con su consiguiente desgaste mental y corporal, nos toca transmitir la ciencia llevada a cabo durante la campaña a las nuevas generaciones de estudiantes. Hace ya varios días que muestreamos la última estación y pusimos rumbo (50 horas de navegación) hacia East London para la realización de dos días de puertas abiertas. Llegamos a puerto a las seis de la tarde y a las 8 de la mañana del siguiente día ya teníamos los primeros grupos de estudiantes ansiosos por subir a bordo. En total han sido más de 2.000 estudiantes de entre 8 y 16 años los que han tenido la oportunidad de aprender el trabajo realizado durante la campaña.

Con nervios y excitación, los primeros estudiantes subieron a bordo. El tour elegido empezó por las cubiertas 5, 6, y 7 que están destinadas a los camarotes para personal científico, así como a las áreas sociales. Estas áreas sociales incluyen el gimnasio, el auditorio, la biblioteca y, muy importante, el bar. Este es el lugar para relajar y charlar distendidamente después del duro día de trabajo. Cada país tiene sus restricciones en materia de qué se sirve y cuándo abre el bar. En el caso del Agulhas II el bar abre de cinco a seis de la tarde y de ocho a diez de la noche.

A continuación, los estudiantes se dirigieron desde las escaleras exteriores del barco hasta el puente de mando donde un estudiante de cada grupo tuvo la oportunidad de sentarse en la silla del capitán. Por último, nos llevamos a los estudiantes hasta la cubierta 3 que es donde se realiza la ciencia. Allí les pudimos explicar y enseñar todos los equipos y laboratorios utilizados durante la campaña de investigación.

Conexión sociedad y ciencia Cada grupo de estudiantes pasó de media unos 25 minutos a bordo llenos de sonrisas y con muchas preguntas. Esta tarea, para nosotros los científicos, no nos reporta méritos importantes que se tengan en cuenta en el currículo vitae, pero es muy importante. Muchas veces estamos encerrados en nuestra burbuja científica y olvidamos que hace falta más conexión y sinergia entre la sociedad y la ciencia. Alimentar el deseo del conocimiento de las nuevas generaciones, de descubrir cosas nuevas, de adentrarte en mundos desconocidos es un deber para nosotros que acometemos con gusto. Esta tarea, aunque parezca fácil, no lo es. No es fácil cambiar el chip y hablar de ciencia dura con estudiantes. Tienes que cambiar todas las palabras que utilizas por otras más cercanas, fáciles de entender.

De los 92 científicos que empezaron la expedición, unos 35 (sobre todo colaboradores internacionales) abandonaron el barco en East London para volver a sus respectivos puestos de trabajo. El espacio dejado ha sido ocupado por dos grupos de estudiantes que navegaron con nosotros desde East London hasta Ciudad del Cabo. Tuvieron la suerte de disfrutar de la primera, y única, barbacoa a bordo. También fueron testigos de las maravillas del mar como los avistamientos de grupos de más de 400 delfines alimentándose.

Acabamos de llegar a Ciudad del Cabo lo cual quiere decir que la ciencia a bordo ha acabado. Ahora tocan cuatro días de logística para descargar y transportar todos los equipos, muestras y contenedores de vuelta a la Universidad de Stellenbosch. No hay tiempo para descansar ya que nos quedan menos de dos meses para empezar la siguiente expedición que nos llevará de vuelta a la Antártida; esta vez, para entender cuáles son, en la época estival, los efectos del derretimiento del hielo sobre la biogeoquímica marina y el fitoplancton.