Saludos desde el océano del sur. Llevamos una semana de crucero de investigación y, como suele ocurrir, con bastantes retos por delante que afrontar y tratar de superar. Salimos de Ciudad del Cabo y ahora mismo estamos a 56 grados sur. Ya nos hemos encontrado con los primeros icebergs y la temperatura del aire y del agua ha bajado a -14 y -1 grados centígrados, respectivamente. Una señal de que nos estamos acercando a la frontera de hielo marginal. En el último día, la frontera de hielo ha avanzado un grado de latitud en dirección norte debido a un frente polar de bajas presiones. Nuestro equipo de investigación está especializado en muestrear agua limpia. Esto quiere decir, sin contaminación por metales. Queremos medir la concentración de metales, como el hierro, en agua de mar. Para haceros una idea, la concentración de metales traza en agua de mar equivaldría a disolver un terrón de azúcar en una piscina olímpica. Para esto debemos ser capaces de obtener muestras de agua de mar libres de contaminación. Esto no es una tarea nada fácil ya que, por ejemplo, todo el barco está construido de hierro. Para conseguirlo, disponemos de equipos de muestreo limpios, sobre todo hechos de plásticos resistentes, de alta calidad, que han sido previamente limpiados en diferentes pasos que envuelven baños de ácido clorhídrico y nítrico.

Para conseguir procesar nuestras muestras tenemos a bordo dos contenedores de transporte marítimo que han sido reconvertidos en laboratorios móviles limpios. Estos laboratorios móviles son de presión positiva, lo cual quiere decir que si se abre la puerta de entrada, el aire de fuera no entra dentro. Tienen un sistema de bombeo constante de aire desde la parte superior interna. Ese aire pasa por unos filtros especiales que capturan cualquier partícula existente en el aire. Así conseguimos mantener el aire del contender limpio y libre de partículas que puedan contaminar nuestras muestras.

Contenedores de plástico

Los contenedores, por dentro, están hechos completamente de materiales plásticos. El precio de un contenedor móvil limpio ronda los 400.000 euros. Por ahora, durante el transecto hasta 54,5 grados sur, hemos recogido muestras limpias de agua superficial con ayuda de un pez torpedo. Este pez torpedo es desplegado en el agua desde una de las grúas móviles del barco y con ayuda de aire comprimido y una bomba de diafragma, podemos bombear a través de tubos previamente limpios, agua limpia a los contenedores de muestreo.

Hoy empieza nuestro primer gran día de ciencia con el despliegue de la roseta limpia. Esta roseta limpia esta equipada con 24 botellas GO-FLO con capacidad de doce litros cada una. Con este equipo somos capaces de colectar agua limpia libre de contaminación por metales en toda la columna de agua hasta 5.000 metros de profundidad.

La roseta se despliega con la ayuda en un cable conductivo de kevlar. Las botellas son desplegadas abiertas por los dos extremos y, con la ayuda del cable conductivo podemos cerrar las botellas a las profundidades deseadas. Una vez de vuelta en cubierta, las botellas GO-FLO son transportadas al contenedor para muestrear el agua de mar.

Mañana nos espera movimiento, ya que un gran frente de bajas presiones nos amenaza desde el oeste con vientos de cincuenta nudos y olas que pueden llegar a los 10 metros de altura significante. ¡Es hora de rock and roll en alta mar! En estas ocasiones es muy importante asegurar todos los equipos científicos, así como cualquier pertenencia que pueda caerse y romperse.

La imagen dentro del barco en condiciones meteorológicas como las que nos esperan mañana se podrían comparar con las imágenes de cualquier pueblo de Euskadi durante las fiestas patronales a las 6.00 de la mañana: Nadie consigue caminar recto durante la vuelta a casa.