LOS vizcainos asumen poco a poco las nociones nutricionales básicas, aunque pocos miran la etiqueta de los alimentos antes de comprar. Y eso que hoy en día es más fácil controlar lo que se come a través de los semáforos y otras fórmulas sencillas por colores que miden los niveles de azúcar, grasa o sal, algunos de los principales enemigos de la salud.

“No soy una experta, pero leyendo he ido aprendiendo un poco. Normalmente sí me fijo en las etiquetas y en los semáforos nutricionales”, dice Iraitz, de Lekeitio, que asegura que procura alejar de su nevera los alimentos procesados. “Habitualmente compro carne, pescado, verduras... Pocos productos envasados. Intento controlar la sal, porque normalmente me paso”, afirma.

Pocos son los jóvenes que cocinan. La bilbaina Nagore y las guipuzcoanas Elene y Ane, estudiantes universitarias, acuden al supermercado de forma muy puntual. “Normalmente comemos los táper de la ama”, señala la pasaitarra Elene. ¿Hasta qué punto hay que cuidar la alimentación? “Depende del día. Hay semanas que estás más concienciada y hay otras que te da más igual y comes peor”, reconoce.

“Yo no miro nada, no suelo hacer la compra”, dice su compañera Nagore, que también recurre a la comida que le preparan sus padres. “Lo mejor siempre es lo que te ponen en casa”. Como muchos jóvenes, estas tres estudiantes se manejan poco en los fogones. “Cocinar muy poco, lo básico. A veces me pongo pasta, verduras, ensalada... En general me arreglo con los táper de casa”, dice Ane.

También Fernando pasa poco por el supermercado, en este caso porque su mujer se encarga de hacer la compra. “Yo nunca miro esas cosas, pero mi mujer mira siempre las etiquetas. Me tiene a dieta”, protesta este bilbaino. La dieta debe funcionar porque “los análisis me dan siempre bien. Y que sigan así”.