Bilbao - La vida política de Euskadi echa en falta a Eduardo Vallejo, al parlamentario, diputado, alcalde de Gernika-Lumo, gerente del Transporte de Bizkaia, y una personalidad destacada en el campo de la Ingeniería, en su caso labrada en la empresa Babcock & Wilcox. Fallecido recientemente, impulsaba como nadie la Asociación de exdiputados, así como representar al Movimiento Europeo.

Él fue, además, quien encargó el mural del Guernica de Picasso con el lema Gernica-Gernikara que preside una de las calles de la localidad foral, y siempre apoyó el épico trabajo de la brigada vasca que luchó en Burdeos. De hecho, tomen nota, su reivindicación constante de Gernika logró la petición de perdón del presidente alemán, Harman Herzog, por el bombardeo del 26 de abril de 1937 y consiguió, asimismo, que la reivindicación sobre el cuadro se mantuviera participando muy activamente en el Foro Mundial de las Ciudades Mártires como Dresde, Marzaboto, Hiroshima y Nagasaki.

Ante su pérdida humana las reacciones no se hicieron esperar, así por ejemplo Kepa Bordegarai bosqueja a Vallejo dentro de un mundo nacionalista de arraigo. “Verdaderamente, la constante reducción de nuestra memoria histórica, colectiva, diluye nuestro arraigo en los principios e ideales nacionalistas. Eduardo y tantos otros que se han ido o que, afortunadamente, permanecen todavía con nosotros son los peldaños de una larga y difícil escalera. Sin estos peldaños, nuestra razón de ser y sentir; nuestra inteligencia política y nuestra base de pensamiento y acción, tendrían muy poco sentido”.

El exsenador Iñaki Anasagasti conduce por la misma vía de pensamiento. “El tiempo pasa y la vida se va. Gentes con las que has vivido tan intensamente, desaparecen y hoy algunos ni saben quién fue Vallejo y lo que hizo por su pueblo y por Euzkadi. Ley de vida pero, como compatriota y amigo siento el dolor de la pérdida de persona tan entrañable que nos deja el sendero de su bonhomía y entrega a los demás”.

A su funeral en Gernika-Lumo acudieron desde el lehendakari Urkullu, a la presidenta del BBB, Itxaso Atutxa, así como los Pradera, Bergara, Erkoreka, diputados, senadores, el alcalde local y otras gentes representativas.

Eduardo Vallejo de Olejua, quien fuera alcalde de Gernika-Lumo, parlamentario vasco y diputado en el Congreso, falleció en su casa de Natxitua a los 81 años. Muy querido en su villa natal, Vallejo de Olejua fue parlamentario vasco los años 1987 y 1988, diputado del Grupo Vasco en el Congreso entre 1989 y 1993, alcalde de Gernika-Lumo durante dos legislaturas (entre 1991 y 1999) y apoderado en Juntas Generales de Bizkaia desde el año 1983 al año 1988.

Su fallecimiento apenó a la familia jeltzale. El burukide del Euzkadi Buru Batzar, Koldo Mediavilla, manifiesta sobre él que era “un conversador incansable que llevó su ánimo infatigable de negociación a todas partes: en Madrid, en las Cortes Generales, en el movimiento europeo, en Bizkaia y en Gernika, donde siempre recordarán su paso por la Alcaldía”.

La presidenta del Bizkaia Buru Batzar del PNV, Itxaso Atutxa, también trasmite sus condolencias a la familia de Vallejo y pone en valor su carácter dialogante. “Diálogo, negociación y acuerdo guiaron su incansable dedicación al servicio público. Su fuerte arraigo municipalista definió su trayectoria política tanto en Bizkaia como en Madrid, siendo ejemplo para las siguientes generaciones. Su sonrisa siempre permanecerá entre nosotros”.

El exsenador jeltzale Iñaki Anasagasti guarda las mejores palabras para su amigo. “Eduardo era un torbellino. Ingeniero, ingenioso, amigo, educado, político, buen conversador, trabajador, pincho, hablador, riguroso, fue alcalde de Gernika y con él hicimos las mil y una iniciativas para lograr que el cuadro Guernica estuviera en Gernika”, detalla Iñaki y va más allá: “Fue simultáneamente alcalde de la villa y diputado, y gracias a una visita que le hicimos al entonces ministro de Cultura, Javier Solana, hoy Gernika tiene la gran escultura de Henry Moore. Quisimos, y yo le ayudé, para que en Gernika residiera el gran Monumento al Gudari y teniendo la ubicación y el diseño, un envidioso lo malogró. Pero logró colocar una réplica en azulejos, muy contestada por algunos, pero hoy, junto al árbol es el lugar más fotografiado. Y eso lo hizo Eduardo. Por todo ello, como él decía, cuando se despedía al teléfono: ¡Agradecido!”.