El obispo de Vitoria anima a “reiniciar” un camino de paz

Gasteiz - El nuevo obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde, animó ayer, durante su ordenación al frente de la Diócesis, a “reiniciar” un camino de paz y reconciliación desde “la oración y las iniciativas audaces”. Elizalde pronunció estas palabras durante la ceremonia de su ordenación en la concatedral María Inmaculada de la capital alavesa que estuvo presidida por el nuncio apostólico en España, Renzo Fratini, y que fue concelebrada por una veintena de arzobispos y obispos de distintas diócesis españolas. El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, no pudo estar presente en el acto.

El navarro Elizalde reemplazaba al frente del Obispado de Vitoria a Miguel Asurmendi, que permaneció en el cargo 21 años y que renunció al servicio pastoral tras cumplir 75 años, la edad con la que el Derecho Canónigo establece la jubilación de los obispos. En su alocución ante una catedral abarrotada por miles de fieles, el obispo vitoriano subrayó que: “¿Os animáis religiosos y religiosas de Vitoria a reiniciar conmigo un camino de paz y reconciliación en nuestra tierra desde la oración y las iniciativas audaces?”.

Expresó, además, su voluntad de construir una sociedad “verdaderamente humana” e insistió en que la Iglesia de Vitoria “y su corazón es para los pobres”. “¿Os animáis a que sigan siendo los pobres, los parados, los inmigrantes, los marginados, los enfermos, los últimos, el corazón de la Iglesia de Vitoria?, volvió a cuestionar el nuevo obispo de Vitoria a la feligresía reunida en el templo.

Elizalde reconoció que nunca se ha sentido “tan indigno, pequeño y pobre” pero “tan querido y acompañado” y dijo que llega a la Diócesis “como el que sirve, como pastor que a veces tendrá que ir por delante, otras en medio y otras al final recogiendo a los últimos”. Manifestó, asimismo, que llega a la capital alavesa con “el corazón abierto de par en par, con toda su alma” y su ilusión y animó a los sacerdotes y diáconos a formar un equipo con él, “un presbiterio que transmita su alegría y su pasión a nuevas vocaciones para una nueva evangelización”.

Custodia y protección La homilía fue pronunciada por el nuncio apostólico en España, quien tras agradecer a Miguel Asurmendi su “esmerada entrega y dedicación”, sostuvo que un obispo será fiel a su misión “si logra dimensionar la propia fe con una profunda vida espiritual”. En este sentido, Fratini recordó a Elizalde que el Señor le ha elegido para que “a través de la entrega custodie, proteja y conduzca a sus fieles”. Fratini añadió, durante su sermón, que un obispo es un hombre “de corazón compasivo que tiene que amar particularmente” a los más desfavorecidos, a lo pobres, a los débiles, a los enfermos y a los que padecen necesidad.

El servicio pastoral del obispo -apostilló el nuncio apostólico en España- consiste en “ser guía, en ir por delante caminando e indicando al mismo tiempo la dirección. Implica escuchar, estar en medio de la gente. El obispo debe ser, para con todos, un hombre compasivo y misericordioso. Mandar siempre con benevolencia. Corregir con delicadeza y comprensión”, consideró.

Elizalde, natural de la localidad navarra de Mezkiritz, nació en 1960 y fue ordenado sacerdote en 1987. Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Navarra y en Teología espiritual por la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid. Hasta ahora había sido vicario episcopal de la zona pastoral de Pamplona-Cuenca-Roncesvalles, además de profesor de Teología y responsable de Pastoral de la Universidad Pública de Navarra, así como coordinador del Centro de Dirección Espiritual diocesano y canónigo-prior de la Real Colegiata de Roncesvalles. - Efe/E. P.