viena. Estibaliz Carranza, la joven de origen vasco y nacionalidad hispano-mexicana, acusada de haber asesinado y descuartizado a dos exparejas entre 2008 y 2010, se reconoció culpable de esos crímenes.
Carranza, de 34 años, admitió haber troceado los cadáveres y haberlos cubierto con cemento en dos heladeras que escondió en el sótano de la heladería que regentaba en Viena. Según el relato de los hechos que hizo la Fiscalía austriaca, Carranza es una persona fría y manipuladora que actuó por egoísmo e, incluso, por intereses económicos. El peritaje psiquiátrico ha determinado que la mujer es imputable y criminalmente responsable de sus actos, pese a haberle sido diagnosticada una serie de desórdenes del comportamiento.
Carranza, por su parte, relató su propia vida como un cúmulo de malas experiencias y decepciones: una economía familiar apretada, un padre autoritario, relaciones sentimentales fracasadas y hombres que la dominaban y humillaban. Relaciones en las que, aseguró, se sintió asfixiada, "sin salida" y ante las que comenzó a desarrollar fantasías homicidas.