el curso escolar ya está en marcha. De forma paulatina, los 356.421 alumnos vascos no universitarios han ido incorporándose a sus centros de estudio desde el pasado jueves y lo seguirán haciendo hasta el martes. Sin embargo, los nervios del primer día, la emoción por el reencuentro con los amigos y los lloros de los más pequeños, han quedado eclipsados por la subida del IVA y los recortes en Educación. Este periódico ha querido conocer la impresión que tienen los profesionales sobre la situación en la que se encuentra la escuela pública vasca y analizar con qué ánimo afrontan el nuevo curso tras los últimos recortes aprobados.

El problema

Hacer más con menos medios

"Es cierto que aquí no se ha aplicado el decretazo de Madrid, pero miedo nos da que más tarde o más temprano se apliquen aquí los recortes de Madrid", asegura Itsaso Alkorta, directora de la ikastola Arantzazuko Ama de Martutene-Astigarraga. "Claro que hay recortes, aunque es verdad que en otros lados está habiendo más. El problema es que no hay una coherencia en los discursos. Si dijeran: hay menos, vamos a hacer menos y eso va a repercutir en la calidad, pues vale. Pero decir vamos a meter menos y vamos a sacar más es una ecuación que no sale", denuncia Karlos Garaialde, veterano del colegio Amara Berri de Donostia, donde lleva impartiendo clase 35 años.

La reducción del gasto se hace notar en casi todos los ámbitos de la escuela. "Está el tema de las condiciones de trabajo, el aumento de los ratios, la reducción de horas destinadas a la formación, coordinación de proyectos y preparación de clases. Luego también está el tema económico-laboral, con los problemas con la paga, la congelación de las nóminas, la pérdida del poder adquisitivo...", enumera Alkorta.

Olatz Imaz da fe de ello. Esta zaldibiarra, profesora de Educación Secundaria y Formación Profesional, sin plaza fija en la escuela pública vasca, vive pendiente de que el teléfono suene para incorporarse de inmediato a cualquier centro. En menos de 24 horas, tiene que preparar el material necesario para impartir clase con un handicap añadido: el euskera. "La Formación Profesional tiene asignaturas muy especializadas que requieren de libros que se actualizan continuamente porque las leyes están en constante cambio. Sin embargo, no hay libros en euskera, y mucho menos actualizados, por lo que si los profesores queremos utilizar libro para impartir nuestras clases, tenemos que traducirlo nosotros mismos, con el tiempo y el trabajo que eso supone", expone.

Hay otros recortes de los que se habla menos pero que afectan de igual manera al desarrollo del día a día en el colegio y son los relativos al mantenimiento de los recintos escolares. "Todo lo relacionado con el mantenimiento, la conservación y el funcionamiento de los edificios está teniendo unos recortes muy serios que nos están afectando mucho en el día a día. Por ejemplo, las porterías desaparecen fuera del horario estrictamente escolar y la disminución del gasto en servicios de limpieza es preocupante", alerta Alkorta.

No obstante, tanto ella como Garaialde tienen una situación privilegiada al disponer de una plaza fija en sus centros, lo que les permite gozar de cierta estabilidad económica en sus vidas. Algo de lo que no puede presumir Imaz, que lleva seis años rotando por numerosos centros de toda la geografía vasca. Este otoño la fortuna le ha sonreído y la petición de una reducción de jornada por parte de un profesor titular ha hecho que encuentre trabajo para todo el curso en el Instituto Zubiri-Manteo de Donostia. "Hay que estar a la espera de que te llamen pero el no saber ni cuándo, ni cómo, ni dónde genera estrés, porque el tener que incorporarte al trabajo de un día para otro supone que en una sola tarde tienes que organizar la familia, el transporte, los apuntes,...", explica. Además, vivir en esta situación provoca serios problemas económicos. "Si optáramos por un trabajo temporal en cualquier otra cosa, tendríamos que dejarlo de un día para otro. ¿Quién nos va a contratar en estas condiciones?", lamenta.

Sustituciones

Caos y pérdida de horas lectivas

Precisamente la política de sustituciones es una de las cosas que más afecta al transcurrir diario de los centros, al afectar directamente a la organización del profesorado. "Es, probablemente, el tema que más nos afecta", reconoce Alkorta. "Las sustituciones no se cubren hasta pasar tres o cinco días, lo que supone que las horas que tienes para preparar clases o proyectos las tienes que destinar a cubrir al profesor que está enfermo", explica esta directora. "En el caso de Infantil supone un caos emocional muy grande para los niños, que necesitan tener a una persona de referencia y con la que estén apegados, y en Primaria y Secundaria una pérdida muy importante de horas lectivas", dice.

Para quienes carecen de plaza fija, la situación tampoco es fácil, ya que en innumerables ocasiones, para cuando entran a sustituir a un docente, este está al borde de recibir el alta. "Como las sustituciones se cubren a partir del quinto día, aún sabiendo que el titular va a estar de baja esos cinco días, se espera a que pase ese tiempo para llamar a la persona sustituta. Esto hace que, a veces, al día siguiente de entrar a trabajar el profesor titular vuelva al centro. Por lo que sólo se le sustituye un día", ejemplifica Imaz.

Asimismo, estos educadores lamentan que a día de hoy, la educación está demasiado politizada. "Cada Gobierno quiere darle una vuelta a esto y a lo otro y esto genera frustración porque se empiezan proyectos que no se terminan o que se estrellan. Las personas se motivan cuando se ven involucradas en proyectos que funcionan y para ello, los proyectos que se ponen en marcha deberían cumplirse", sostiene Garaialde. "Mucho hablan los políticos de optimización pero optimizar los recursos supone cumplir con lo que se pone en marcha, que haya un control, una exigencia, para que los proyectos tengan resultados visibles tanto para los profesionales como para las familias", asegura.

Por si fuera poco, los docentes perciben una deslegitimización de la figura del profesor en la sociedad, lo que merma la ilusión con la que comienzan el nuevo curso. A todo esto hay que sumar que cada vez más familias cargan la educación de sus hijos exclusivamente en el colegio, desvinculándose de la formación. "Hay muchas familias que lo siguen bordando, pero es verdad que hay casos en los que se da, y esto es un problema porque desde la escuela no se puede suplir el currículum familiar. Debemos transmitir a las familias que en la educación de las criaturas debemos participar todos", insiste Garaialde.

luz en el camino

Una profesión vocacional

No obstante, y pese a todas estas trabas que los docentes se encuentran en el día a día, la vocación aflora y la ilusión por compartir conocimientos con los más jóvenes supone una luz en el camino. Probablemente, la más importante. "Esta es una profesión muy vocacional en la que hay que trabajar llenos de ilusión", asevera el veterano profesor de Amara Berri. "La coyuntura económica y la política son las que son pero yo pienso seguir levantándome con alegría cada mañana, y puedo decir que, con recortes o sin ellos, empiezo el curso con muchísima ilusión", expresa.

"Los profesores no vamos a dejar que la escuela pública vasca empeore en calidad. Aunque haya recortes y empeoren las condiciones de trabajo del profesorado, no dejaremos que el alumno sea el perjudicado", comparte Imaz.