Las huellas del crimen de Amaia Azkue
El desarrollo de la vista oral ha sacado a la luz nuevos elementos sobre este caso
donostia. Siete días de duración y más de medio centenar de testimonios. A pesar de la amplitud y de la atención mediática suscitada en torno al juicio por el asesinato de Amaia Azkue, la información trascendida sobre la vista oral que terminó el martes ha sido bastante limitada. Pero existen claves que sí se han dado a conocer y que sirven para arrojar luz sobre el caso. He aquí un breve resumen de esos aspectos. Quizá el elemento más presente y más triste, algo que desgraciadamente nada ni nadie podrá reparar, es la propia muerte de Amaia Azkue. Esta mujer de 39 años, que residía en el alto de Meagas junto con su marido y sus dos hijas, fue hallada sin vida el 16 de marzo del año pasado en el embalse de Ibai Eder. La autopsia que se practicó al cadáver aquel mismo día y que se ha analizado durante el juicio revela que la víctima fue agredida "en dos secuencias".
El primer ataque se produjo en torno a las 12.45 horas, con dos golpes en la cabeza que la dejaron inconsciente, mientras que el segundo, media hora después, terminó con su vida. El informe forense constata que fue golpeada en la sien "con una piedra de grandes dimensiones" hasta el punto de fracturarle el cráneo. Durante el juicio ha quedado patente la brutal violencia con la que se produjo la muerte de Amaia Azkue.
El cuerpo sin vida de la víctima fue hallado unas horas más tarde en el embalse azpeitiarra por unos paseantes de la zona. Había sido atada de manos y pies con dos cintas -una de color rojo y otra de color blanco-, según detalló ayer la acusación particular, así como con un cordón de una de las zapatillas del presunto asesino, Ander E.. Asimismo, el supuesto autor del crimen arrojó en el barrio rural de Aratz-Erreka algunos objetos -entre ellos una silla para transportar a sus hijas en el coche- que Amaia Azkue llevaba en el interior del turismo. El vehículo fue abandonado en el parking del Santuario de Loiola.
"tengo miedo" "Ander E., que tenía 17 años cuando tuvieron lugar los hechos, ha estado presente en todas las jornadas de la vista que se ha celebrado en el Juzgado de Menores de Donostia. El inculpado, sin embargo, cambió su versión en una segunda declaración en la que atribuyó la autoría del asesinato a una segunda persona. Una posición de la que no se ha movido en todo el juicio. Según refrendó en el ejercicio de la última palabra, declaración que sirvió para cerrar la vista oral, un individuo que conducía el coche de Amaia Azkue le cogió mientras hacía auto-stop en Zarautz; ese mismo hombre le obligó a tocar con sus manos varias partes del coche y le mostró cómo transportaba a la víctima en el maletero, siempre según su versión.
Su letrado, Joanes Labaien, transmitió al término del juicio que Ander E. defendió su inocencia en su última intervención y afirmó "no ser capaz" de cometer un asesinato. Además, manifestó "tener miedo de que haya otra persona por ahí".
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