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"Cuando llegue mi momento, mi despedida será civil, por coherencia y convicción"

Eneko Andueza sigue la estela de los 'curas' laicos que Eibar ha cultivado desde la República, una figura que ni el franquismo pudo desterrar de esta villa de gran tradición socialista. Eibar es un caso único: uno de cada 20 funerales es una despedida cívica y se oficia en un recinto público

"Cuando llegue mi momento, mi despedida será civil, por coherencia y convicción"Foto: Juan Lazkano

Bilbao. ¿Cómo recogió el testigo de esta tradición funeraria?

Hará cuestión de cinco o seis años que el actual alcalde celebraba los funerales y había veces que era necesario que hubiera una persona en la retaguardia que cubriera aquellos en los que no podía estar presente. A raíz de que fue nombrado alcalde, cogí yo la titularidad.

¿Era concejal entonces?

No, lo fui posteriormente. Todo el mundo lo liga a la cuestión municipal, pero no tiene que ver con el ayuntamiento. Lo hacemos desde el PSE. De hecho, cuando el funeral es de una persona de Ezker Batua o de la izquierda abertzale, son ellos los que se apañan para hacer el funeral. Pero la inmensa mayoría son del Partido Socialista o de la UGT, aunque tampoco digo que no a una persona sin afiliación, que también hay.

¿Tiene Eibar una reglamentación sobre este tipo de ceremonias?

No, nada. Celebramos los funerales laicos tal y como se han hecho siempre. No se requiere más que avisar al ayuntamiento para que ponga la megafonía correspondiente. No hay ningún tipo de normativa ni de pauta oficial establecida.

¿Así que no ven la necesidad de aprobar normativas como las que se adoptan en otros municipios?

No le vemos mucho sentido, porque es algo que hemos hecho durante decenas de años. Tampoco conozco la demanda que hay fuera de Eibar. Sí es cierto que muchísimos municipios nos llaman por teléfono para informarse sobre nuestro caso concreto, pero no les podemos ayudar porque no tenemos normativa. Sin duda, creo que en general existe una mayor demanda. Todo indica que en un futuro se celebrarán más funerales civiles que religiosos, igual que ocurre con las bodas. Otra cosa es que sea necesario que el Parlamento tenga que legislar, porque hay que ver la circunstancia de cada municipio. Cada uno tiene un corte sociológico determinado. Es cuestión de aplicar el sentido común.

¿Cómo procede en las ceremonias?

Hacemos los funerales en el templete del parque de Txantxa Zelai. Se pone música para los momentos previos. Los familiares suelen estar conmigo y leo un texto sobre la vida del difunto que la familia me ha contado previamente. En muchos casos, para terminar, se suele poner La Internacional.

¿Es inevitable, al ponerse en este papel, que acabe pensando en su propia muerte?

Por supuesto. La muerte no deja de ser algo absolutamente natural, a lo que nos vamos a enfrentar todos, espero que dentro de muchísimos años. Tengo muy claro que cuando llegue mi momento, por coherencia y por convicción, mi ceremonia de despedida será civil. Aunque todavía, a mis 31 años, soy muy joven y no he elegido la música (risas). Cuando vea que puede llegar o cuando tenga las cosas más claras, sin duda lo reflejaré, quizás en un testamento vital.