Bilbao. La empresaria Rosa María Lladró Castelló, hija de José Lladró Dolz -uno de los tres hermanos fundadores del conocido imperio de las porcelanas decorativas con fábricas en Tavernes Blanques-, falleció el pasado domingo a los 52 años de edad tras padecer una larga enfermedad. El funeral se celebró en la más estricta intimidad por deseo de la familia.

Nacida en Tavernes Blanques en 1958, Rosa María Lladró formaba parte de la afamada saga familiar de la Ciudad de la Porcelana, un negocio que decidió abandonar en el año 1997 para emprender nuevas aventuras empresariales por libre. Asimismo, puso en marcha la reconocida compañía de vinos Bodegas Terra Reial, que utilizó la la marca Duque de Lladró, impedida al poco tiempo por la Audiencia de Valencia al tratarse de una marca renombrada.

Y es que el dinero no lo es todo. A veces, ni siquiera ayuda a ser más feliz. La empresa acabó denunciando a la propia Rosa María por usar Duque de Lladró como enseña para comercializar una gama de vinos. Entró en el consejo de administración en 1984, cuando los tres hermanos patriarcas, José, Juan y Vicente, incorporaron cada uno a un heredero. Ella, tras estudiar un MBA en Estados Unidos, ostentó todo el poder ejecutivo en la compañía a principios de los años 90, hasta que fue expulsada.

Tras el conflicto familiar, que llenó decenas de páginas en la prensa -sobre todo en el Mediterráneo- decidió vender su 11% del grupo para iniciar nuevos negocios en el ámbito de la construcción, sector inmobiliario y de la rehabilitación, entre otros. Los hermanos cofundadores de Lladró decidieron posteriormente, en el año 2007, dividir los negocios tras 54 años juntos, con lo que la actividad de la porcelana pasó así definitivamente a las manos de la rama familiar de Juan Lladró Dolz. Siempre se ha incidido en que los Lladró no tienen título de ducado, pero nadie dudará de su habilidad para conquistar en todo el mundo. No en vano Rosa María afirmaba siempre que son descendientes directos del rey Jaime I el Conquistador.