Pekín. Una ola de suicidios en las fábricas de la multinacional tecnológica Foxconn ha sacudido a la "factoría del mundo" china, donde algunos expertos opinan que el modelo laboral que los trabajadores chinos han soportado 30 años no sirve para la generación de "hijos únicos" que se incorporan ahora al empleo.

En cinco meses, siete jóvenes de entre 18 y 23 años se han suicidado -el último de ellos el viernes- y otros dos resultaron heridos al intentar quitarse la vida en las instalaciones que Foxconn tiene en la ciudad china de Shenzhen (sur), donde la firma taiwanesa produce el iPhone de Apple y otros icónicos aparatos tecnológicos de uso mundial.

Aunque no se puede hablar de una emergencia sanitaria, dado el enorme tamaño de la empresa (400.000 trabajadores en China), lo cierto es que los sucesos están motivando un enorme debate en el país, y dudas sobre si las generaciones que nacieron tras el maoísmo (en los 80 y 90) están preparadas para las mismas sesiones maratonianas y robóticas de trabajo que soportaron sus antecesores. "Estas generaciones que van a trabajar a lugares extraños para ellos tienen menor resistencia y habilidad que las previas. Su autoestima es muy frágil y se sienten muy presionados", señalaba en un debate televisivo sobre el tema Bai Yansong, famoso comentarista de la cadena pública CCTV.

Los jóvenes chinos, casi todos ellos sin hermanos y con una vida mucho más sencilla que la que sus padres o abuelos tuvieron durante épocas como la Revolución Cultural, aterrizan en la dura vida laboral de enormes fábricas como las de Foxconn, donde apenas se relacionan con sus compañeros y tienen pocas diversiones. Ante la cadena de suicidios, un periodista local llamado Liu Zhiyi se hizo pasar por trabajador de la compañía taiwanesa en una de las dos "ciudades fábrica" que tiene en Shenzhen, y notó un ambiente opresivo.