Los cultivos ecológicos se cuadruplican en la última década
GASTEIZ. La superficie de agricultura ecológica se ha cuadruplicado en los últimos diez años en la CAV gracias sobre todo el crecimiento de pastos y forraje, cereales y legumbres. Este dato no debe sorprender teniendo en cuenta que el Estado español destaca como el país miembro de la Unión Europea que mayor superficie dedica la agricultura biológica.
Al inicio de esta década la plantación de productos agrícolas ecológicos ocupaba una superficie de 423 hectáreas y diez años más tarde este número se eleva a casi las 1.500 hectáreas, según los últimos datos disponibles correspondientes al año 2009. Araba sobresale con 549 hectáreas, seguida a corta distancia por Bizkaia con 516 hectáreas y a más distancia por Gipuzkoa con 420 hectáreas.
Algunos productos se han incorporado a este tipo de agricultura ecológica, también denominada orgánica o biológica, a lo largo de esta década como, por ejemplo, el olivar, los frutos secos, las plantas aromáticas y medicinales, y las semillas o viveros. Ninguno de estos árboles y plantas se cultivaban de forma ecológica hace sólo cinco años, o bien su cultivo era meramente testimonial.
No obstante, el crecimiento de la superficie cultivada de productos agrícolas ecológicos se asienta en otros tipos de cultivos como los pastos y forrajes, y los cereales y legumbres. Los primeros ocupan dos tercios del total de superficie cultivada con 984 hectáreas después de crecer un 48% desde 2005, mientras que los segundos representan el 13% con cerca de 200 hectáreas y un aumento del 71% en el mismo periodo.
Otros productos ecológicos cultivados en Euskadi son las hortalizas y tubérculos, con 65 hectáreas y una caída del 19% en términos de superficie; los frutales, con 93 hectáreas y un ligero incremento del 8%; y la vid, con 97 hectáreas y un crecimiento del 23%.
La agricultura ecológica es un sistema para cultivar una explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos químicos de síntesis, u organismos genéticamente modificados (OGMs) (ni para abono ni para combatir las plagas), logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente.
Sus principales objetivos son: trabajar con los ecosistemas de forma integrada; mantener y mejorar la fertilidad de los suelos; producir alimentos libres de residuos químicos; utilizar el mayor número de recursos renovables y locales; mantener la diversidad genética del sistema y de su entorno; evitar la contaminación a resulta de las técnicas agrarias; permitir que los agricultores realicen su trabajo de forma saludable.
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