Quien le iba a decir a el químico estadounidense Leo Baekeland, inventor de la baquelita (1907), un plástico barato, no inflamable, versátil y popular, que siglos más tarde su hallazgo generaría tal polémica.
En el Estado español se reparten cada año 10.500.000.000 bolsas de plástico. Colocadas en fila una detrás de la otra ocuparían una distancia equivalente a trece veces y media la distancia de la Tierra a la Luna: 384.000 kilómetros cada vuelta. Según el Plan Nacional Integrado de Residuos, el consumo de bolsas de plástico ha de reducirse en un 50% para el 2010, fecha a partir de la cual deberán ser prohibidas progresivamente las bolsas de un solo uso no biodegradables.
Algunos supermercados se han sumado al carro en la defensa medioambiental para dejar de distribuir bolsas de plástico entre sus clientes. El grupo Carrefour ha lanzado una potente campaña publicitaria para convencer a los consumidores de lo dañinas que son las bolsas para el medioambiente. Han retirado las gratuitas para poner en venta unas "ecológicas".
Por su parte, Eroski, "regala" un céntimo por cada bolsa que no se lleve el cliente mediante un sistema complejo que están probando, pero seguirá teniendo las bolsas de toda la vida dejando la decisión final en manos de la conciencia ecológica del consumidor.
Pero la realidad no siempre se ve de la misma manera. Depende de los ojos con los que se observe o del color del cristal a través del que se mire. Los fabricantes del plástico en el Estado español (700 empresas y 11.000 trabajadores) se muestran contrarios a estas medidas "drásticas", aseguran, aunque buscan sustitutos verdes.
La Confederación de Empresarios de Plásticos (Anaip) apuesta, sobre todo, por la bolsa de polietilena, que puede ser reutilizada unas quince veces. El polietileno es un derivado del plástico reciclave y reutilizable, cuya gran virtud es que mantiene "las ventajas del plástico por su ligereza y resistencia", explica el presidente de Anaip, Enrique Gallego.
Por su parte, los ecologistas se quejan de que, aunque bienintencionado el Plan de Residuos, según afirman se "queda" en un plan y no en una norma de estricto cumplimiento. Este colectivo se inclina por la obligatoriedad.
Y en medio de unos y de otros se encuentran los consumidores que no saben si decantarse por la bolsa o por la vida. Son diversas las cuestiones que se plantean los ciudadanos de a pie: "¿si tan malas son las bolsas por qué no se han prohibido antes? ¿Dónde vamos a llevar la basura? ¿Las bolsas de plástico para llevar la basura son iguales que las otras?". Muchas cuestiones quedan en el aire en medio de una marea de opiniones y de posturas contrarias.
Empresa de Euskadi La empresa Envasa, ubicada en la localidad vizcaina de Mallabia, se dedicada a la fabricación de bolsas de plástico desde el año 1974. En sus instalaciones el plástico lo realizan para que sea biodegradable para que se pueda transformar en CO2 y en agua, "el politileno siempre ha sido fotodegradable. El plástico son moléculas de carbono e hidrógeno con el oxígeno se degrada y se descompone. Es un material orgánico", explica Eduardo Stodulka, director gerente de la empresa de plásticos Envasa.
Stodulka dice ser tan ecologista como el que más. "Lo que son malas no son las bolsas sino el mal uso que se les da". Y acto seguido añade. "Nuestras bolsas de polietileno de alta densidad también derivan del petróleo como las que repartirá Carrefour, pero serán totalmente biodegradables, reciclables y revalorizables energéticamente, porque podrán convertirse en nuevas materias primas y además se pueden reutilizar hasta 15 veces", destaca.
Stodulka está a favor de que todos debemos de trabajar en pro del medio ambiente. "En general somos unos guarros", afirma con contundencia. "Cuando voy a cualquier país europeo y veo lo limpias que están sus calles me da envidia. Sufro cuando veo papeles, latas o bolsas tiradas en el monte o en las calles", añade.
Pero lo que no comparte en toda esta polémica son las formas, los matices y, sobre todo, la dirección "destructiva" que ha tomado la campaña puesta en marcha por la cadena comercial.
"Se excusan en el medioambiente para dejar de dar bolsas y ahorrar miles de millones", comenta. Y añaden como ejemplo: "No se puede lanzar mentiras al aire. En la campaña dicen que el 10% de la contaminación de los mares se debe a las bolsas del plástico que se van al fondo. Esa afirmación no es real", indica porque "la densidad del polietileno -tanto el de alta como el de baja densidad- con que el que están hechas las bolsas es inferior a 1 y, por tanto, flotan", relata el director de la empresa vasca de plásticos.
También se afirma que la vida útil de una bolsa de plástico es de 15 minutos, otra "mentira ya que todo el mundo tiene en casa las bolsas de plástico y las usa como depósito de basura o para llevar cualquier objeto".
Por su parte, desde la Asociación Española de Industriales de Plásticos denuncian que la decisión de Carrefour y Eroski de retirar las bolsas gratuitas de sus establecimientos responde sólo a una estrategia de marketing, impulsada por intereses económicos, y critican que el modelo reutilizable que piensan importar de China "no es del todo inocuo con el medio ambiente como hacen creer".
La realidad es que bolsa caca es una campaña de Carrefour con la ecología como excusa. "Dejando de dar las bolsas de la compra se ahorran más de 15 millones de euros al año y tratan de compensar la caída de las ventas del pasado año y del actual", explica el gerente de la empresa Envasa.
Por su parte, el presidente, director general de la asociación, Enrique Gallego dice que "pretenden dar una imagen pública de sostenibilidad cuando la realidad es que van a obtener muchos beneficios".
En este sentido, explicó que, con la supresión de las bolsas, estas compañías ya no tendrán que pagar la tarifa correspondiente al punto verde de Ecomebes, en concepto de separación de materiales y reciclaje. "Si cada uno de estos grupos producía 6.000 toneladas de bolsas y pagaban 0,34 céntimos de euro por kilo, la cantidad que ahorrarán es muy significativa", añade.
Por otra parte, Gallego critica que las bolsas de rafia reutilizables que Carrefour ofrecerá como alternativa "no serán del todo biodegradables ni fácilmente reciclables", explica.
Así, señaló que las superficies las importarán todas de China lo que perjudicará a la industria del plástico. "Si todos los comercios hiciesen lo mismo se perderían hasta 11.000 puestos de trabajo en las 350 empresas que se dedican exclusivamente a la fabricación de este producto", se queja.
No obstante, anunció que desde la asociación que preside llevan casi dos años trabajando en el desarrollo de unas bolsas que se adecuen a la normativa comunitaria y cuyas características físicas y medioambientales las conviertan en la alternativa "idónea".
"La clave de nuestras bolsas es que utilizan tintas al agua, que resultan mucho menos contaminantes, junto con un máximo de energía eléctrica y de consumo de agua en su fabricación y una gran cantidad de material reciclado en su composición", remarcó Gallego, quien recuerda que las importadas "no cumplen con los pertinentes requisitos sanitarios" y que, al llevar asas, "resultan menos reciclables y reutilizables". "Su adquisición procede de una decisión particular comercial y no de un consenso en bloque", denuncia
Así, aseguró que estas bolsas ya disponen del certificado de la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) que "avala su eficacia en la reducción de residuos y las hace aptas con la normativa europea", que pretende lograr una reducción del 50 %.
La polémica está servida. Al final la decisión queda en manos de los consumidor.