Feudo y bastión han perdido su sentido en el laberinto de la modernidad. Tanto como aquel viejo arte de la retórica que permitía enlazar la palabra hegemonía con una u otra sigla política. Estas elecciones han confirmado que la fragmentación y la polarización continúan extendiéndose por la geografía vizcaina y que cada vez es más difícil que el resultado de las urnas se traduzca en una makila de gobierno gracias a una mayoría absoluta.

De hecho, las estrategias pactistas serán constantes -y necesarias- en un buen puñado de localidades durante las semanas que siguen hasta que el 17 de junio sean constituidos los 112 ayuntamientos del Territorio; porque en Usansolo seguirá activa la gestora municipal constituida a principios de mayo aunque ajustando su representación a los porcentajes de votos emitidos en Galdakao.

No obstante, en 79 ayuntamientos distintas sensibilidades podrán gobernar sin necesidad de buscar alianzas postelectorales gracias a las mayorías absolutas logradas por unos y por otros. La cifra es similar a la de otras citas con las urnas: en las de 2019 fueron 62 y en las anteriores, en las de 2015, fueron 80. Es decir, los habitantes de esas localidades ya conocen desde la noche electoral quién será su próximo alcalde o alcaldesa.

Se da la circunstancia de que, salvo contadas excepciones, todos esos municipios son de tamaño medio tirando a pequeño. Etxebarri, Lekeitio y Ondarroa -con un censo por encima de las 5.000 personas- y Portugalete -superior a los 36.000- serían los únicos que podrían presumir de haber movilizado al número suficiente de votantes para alcanzar ese resultado. En el caso de esa última localidad, los socialistas no tendrán que buscar la llave de la gobernabilidad ni a derecha ni a izquierda porque los números (11 actas de las 21 que estaban en juego) les dan para asumir la Alcaldía de la villa jarrillera.

Por una decena de votos

Lo mismo ocurre en otras 9 localidades vizcainas -la mayoría emplazadas en la línea de costa- que serán gobernadas durante los próximos cuatro años por plataformas vecinales, sin un perfil político marcado ni unas siglas a las que rendir cuentas. Casi siempre se trata de pueblos pequeños, por debajo de los dos mil habitantes, en los que solo dos partidos obtienen representación -aunque hayan concurrido más fuerzas políticas- con lo que como el número de concejales siempre es impar, uno de ellos consigue esa mayoría absoluta de forma automática, en muchos casos por apenas un puñado de votos. En la localidad de Sukarrieta esta vez han sido 10 papeletas: 127 de los independientes frente a los 117 de los jeltzales.

Y es que las estadísticas postelectorales permiten contemplar desde múltiples perspectivas los resultados cosechados por las distintas formaciones que se presentaron este pasado 28-M. Por ejemplo, que EH Bildu ha ganado en 40 localidades, en 31 de ellas con mayoría absoluta. Unos datos que dan por bueno el estirón pegado a lo largo de esta pasada legislatura por la coalición independentista y que se ha materializado finalmente en una decena más de ayuntamientos que en 2019. Ese crecimiento se traduce en 62 ediles más gracias a los 13.690 votos ganados, al pasar de 122.514 a 136.204 papeletas de color blanco.

El PNV, por su parte, ha ganado en 59 municipios y lo hace con mayoría absoluta en 38 de ellos. Distribuidos, además, por el conjunto de la geografía vizcaina: desde Lanestosa hasta Mallabia, pasando por la ciudad de Orduña, Igorre o Lezama. El 33% del Territorio Histórico con mayoría absoluta jeltzale, en concreto, y el 52% donde ha sido la lista más votada y obligará a explorar alianzas para sacar adelante esos gobiernos municipales. El empuje del PNV, no obstante, se ha visto resentido con respecto a las últimas elecciones. La abstención, achacan las voces expertas. La desafección y la volatilidad política del electorado vizcaino, insisten otras…

El caso es que los jeltzales han visto escapar votos en plazas pequeñas, medianas y grandes, lo que en algunos casos, se ha transformado directamente en la pérdida de casas consistoriales en favor de la coalición independentista, principal competidor en todas las contiendas electorales: Alonsotegi y Sopuerta en la comarca de Enkarterri, y Lekeitio y Markina-Xemein en la de Lea-Artibai, por ejemplo, son algunos municipios en los que se ha producido ese vuelco.

La formación jeltzale ha perdido en estos comicios 45.258 papeletas y 38 actas de concejales al pasar de 569 a 531, y de 237.066 a 191.808 sufragios. Con todo, el 35,75% de los votos emitidos este pasado domingo en las urnas abiertas para las elecciones municipales es del PNV, seguido por el color de EH Bildu (25,39%). Los primeros caen cuatro puntitos con respecto a su peso en 2019 y los segundos escalan cinco. Aunque para subida, la registrada por las siglas del bloque de la derecha.

Los populares tendrán 10 ediles más que en 2019, pero la expansión política más llamativa ha sido la de Vox ya que la formación de ultraderecha ha duplicado su número de votos entre unas y otras elecciones. Siguen sin tener representación municipal, pero han pasado de 4.356 votos en 2019 a los 8.975 de este pasado domingo. Y esta vez no han sido papeletas sueltas, como ocurrió en muchas urnas con la aparición de este partido. Esta vez, lo curioso es que esos casi nueve mil sufragios han estado concentrados en siete localidades.

Todas ellas en grandes núcleos, y todas en el área de influencia de la capital, donde sumaron 5.045 sobres. Para localizar al resto de votantes de ultraderecha hay que detenerse en Getxo (1.274), Barakaldo (1.258), Portugalete (401), Santurtzi (459), Sestao (291) y Galdakao (247).

¿Y las Juntas Generales de Bizkaia?

SIN PLAZO, PERO CON LA FECHA LÍMITE DEL 28 DE JUNIO

El reglamento interno de las Juntas Generales no establece un plazo de tiempo máximo para investir a la diputada general de Bizkaia, en este caso Elixabete Etxanobe (PNV). El Parlamento vizcaino sí que fija una fecha límite para su constitución: el 28 de junio. Ese reglamento no apunta fechas concretas, pero sí que marca hitos a partir de los cuales pueden empezar a correr los plazos. 

RENOVACIÓN DEL HEMICICLO

De los 51 apoderadas y apoderados de las Juntas Generales de Bizkaia para esta próxima legislatura, un total de 25 repetirán en la Cámara y otros 26 tomarán posesión del asiento en la Casa de Juntas de Gernika por primera vez. Lo harán durante la primera sesión del nuevo mandato, en el pleno de Constitución que se celebrará en Gernika-Lumo.

UN TERCIO

Ana Otadui, presidenta de la Junta Permanente convocará la sesión constitutiva tan pronto como haya acreditado su condición de electos un tercio de los representantes. Como marca el Reglamento, dicha sesión habrá de celebrarse dentro del plazo de siete días desde la fecha de la convocatoria y, en todo caso, antes de que transcurra un mes desde el día de las elecciones.